Hermanos en desgracia
¬ Augusto Corro lunes 30, Sep 2013Punto por punto
Augusto Corro
Las pérdidas de vidas humanas y los incalculables daños materiales provocados por los ciclones “Manuel” e “Ingrid” derivaron en muestras de apoyo y solidaridad por parte de la población.
Otra vez volvimos a sentir en carne propia el dolor de la tragedia de mexicanos castigados por las lluvias, los desbordamientos de los ríos, la destrucción de las carretas y los aislamientos de los pueblos.
En el presente, lo importante es continuar con la conciencia clara que los miles de damnificados en todo el país, principalmente en Guerrero, viven momentos de penurias y esperan que pronto les llegue ayuda: agua, comida y se restablezcan las vías de comunicación.
Ya llegará el tiempo en que las autoridades tendrán que rendir cuentas de su omisión, falta de planeación, nula prevención, negligencia o corrupción, pues si bien es cierto que , por su dimensión y fortaleza, los fenómenos naturales son incontrolables, se cuentan con instrumentos que ayudan a amortiguar o a reducir los daños.
Pero algo singular ocurrió con las amenazas de “Manuel” e Ingrid” que entraron de lleno al territorio mexicano para sembrar muerte y desolación. ¿Quién si sabía del paso de ciclones y no tomó en cuenta las llamadas de advertencia? Esto se conocerá cuando se empiece a aclarar el panorama de las responsabilidades oficiales de los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal.
Claro, en las investigaciones para deslindar culpas, se tendrá que ir a fondo para conocer los nombres de aquellos funcionarios que permitieron la construcción de viviendas en zonas peligrosas. Las ambiciones de las constructoras y la corrupción de gobernantes autorizaron el levantamiento de casas en zonas de alto riesgo.
Para empezar, el gobernador Ángel Aguirre solicitó, en uno de sus múltiples discursos, a las autoridades federales que investiguen y castiguen a aquellos que autorizaron concesiones y permisos para construcción en zonas de humedales (terrenos no aptos para construir viviendas).
Calificó de irresponsables y de asumir una actitud criminal a aquellos, que por actos de corrupción o influyentismo, extendieron permisos y concesiones para construir viviendas en terrenos irregulares.
Pero resulta, que una unidad del Infonavit fue levantada en plena laguna de Tres palos, en la zona de humedales de Acapulco, cuya autorización de uso de suelo fue hecha por Ángel Aguirre cuando se desempeñaba como gobernador interino en Guerrero.
El doble lenguaje político del gobernador guerrerense lo deja muy mal parado ante la opinión pública que, ahora más que nunca, está pendiente de todos los detalles que se registran en torno a la se le puede calificar como tragedia nacional, que mostró la pobreza ancestral de México y los errores de las autoridades que se acumularon durante muchos años.
La reconstrucción de México abatido por las lluvias tendrá que levantarse con bases sólidas para evitar, por lo menos, que los embates de la naturaleza agudicen las condiciones de miseria en que viven millones de personas en lugares cercanos a los cauces de los ríos, en las montañas o de plano en sitios inseguros, expuestos a derrumbes o inundaciones.
La labor del gobierno federal será titánica y contarán las experiencias recientes y pasadas que dejaron los ciclones a su paso por México. No se podrá echar en saco roto los errores auspiciados por gobiernos anteriores. No deberán repetirse los casos de las omisiones o de falta de previsiones para contrarrestar las acciones destructoras de los huracanes.
Los actos de plena de solidaridad de los mexicanos han sido un ejemplo que debe continuarse hasta que los damnificados hayan superado completamente sus situaciones adversas. No será fácil. Tenemos el compromiso moral de apoyar a nuestros hermanos en desgracia.