Primero lo primero
¬ Juan Manuel Magaña viernes 27, Sep 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Luego de ser enviado a la lona, el país jala aire desde su esquina y trata de levantarse para seguir en la pelea. ¿Podrá? Ahora la estrategia la impone el golpazo recibido y deja sin margen de maniobra, planes y sueños gubernamentales, que no contaban con el imprevisto.
Dicho de otra manera: por una imposición de la realidad, el gobierno no puede sino orientar todas sus fuerzas a una política social. Ahí están miles y miles de damnificados que complican el drama de la pobreza y la urgencia en este país.
El gobierno parece entenderlo. Para que haya suspendido su campaña publicitaria en torno a la reforma energética y toda la demás propaganda gubernamental, es porque ya se dio cuenta de que primero es lo primero y que había que reestructurar las prioridades.
Así ha venido pasando. Jamás pensó de qué manera las contradicciones del país se iban a agudizar, justo cuando se disponía a “mover” toda la estructura legal e institucional del país en favor de múltiples megarreformas.
Y por eso mejor no le movió al IVA, por eso se matizó la reforma educativa, por eso antes que vender publicitariamente la reforma energética, está en movilizar toda la ayuda posible hacia los damnificados.
Ahora, los tiempos oficiales se usarán para la difusión de los centros de acopio y demás actividades solidarias con los damnificados, anunció el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
El funcionario sostuvo, y esto es muy significativo, que aún ni siquiera se han dimensionado los daños por la tragedia humana a raíz del paso de los huracanes “Manuel” e “Ingrid”.
Está reconociendo que de este golpe el país no saldrá al siguiente round tan fácilmente. Hubo daños en 20 estados. Los costos económicos del desastre crecen cada día. Nadie duda de que repercutirán en forma negativa en los resultados del tercer trimestre. No son pocos los que calculan un impacto de por lo menos medio punto en el PIB. Y apenas la meta de crecimiento del PIB se había ajustado a 1.8 por ciento para este año, según el gobierno, mientras que el sector privado la estima en sólo 1.5 por ciento.
El gobierno, ni más ni menos, se enfrenta al peor desastre en la historia del país en términos de la extensión de territorio afectado. Sus casi 12 mil 600 millones de pesos del Fonden no le van a alcanzar para gran cosa.
En el Senado se presentó ayer una iniciativa para crear el Fondo Extraordinario de Reconstrucción de los estados de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas y Oaxaca, por 50 mil millones de pesos. Acaso esa sea una cifra idónea para enfrentar el problema.
Pero las aguas siguen. La gente tiene frío, hambre, enfermedad y enojo. Y lo que no tiene es tiempo. El gobierno no sólo no tiene el dinero en este momento, sino tampoco tiempo, algo muy difícil de comprar si la gente pierde la esperanza y cae en la desesperación.
Es el destino lo que en horas decisivas le están diciendo a México: es por aquí. ¿Se entenderá?