Los zapatos de Mancera
¬ Juan Manuel Magaña viernes 23, Ago 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
No me gustaría estar en los zapatos de Miguel Ángel Mancera en momentos como éste.
Cuando una oligarquía pone a sus políticos y sus “líderes de opinión” a bramar en su contra para que reprima a la disidencia magisterial.
Ahí está el senador panista Ernesto Cordero, que desde su grisura se queja de que Mancera “no hace su trabajo” y por culpa de ello los senadores se quedaron sin sede y se tuvieron que ir a refugiar al Centro Banamex. Según esto, Cordero ha de pensar que el trabajo de Mancera ha de ser echarle los granaderos a los maestros que han tomado las calles. Rómpales la crisma, de seguro es lo que piensa lo que él representa.
Los “líderes de opinión”, por estilo. Repiten en coro la frase pegadora y provocadora según la vieja cultura de la línea: “doblaron al Congreso”. A los políticos que, según esto, son unos tibios y sin pantalones. Por culpa de los cuales, según aquellos, somos rehenes de unos cuantos.
Entramos a momentos peligrosos. De repente se hace encrespar el oleaje social y la oligarquía se crispa. A quién se le ocurre tratar de reformar todo al mismo tiempo. Debe hacer un sentido de prioridad, dicen por ahí los analistas más juiciosos.
Está clarísimo el error de diseño: no se puede abrir dos frentes de batalla cuando se va a lidiar con el México bronco. Y pasa como cuando se busca que un programa de radio o televisión sirve a propósito para acarrearle algo de rating al programa que sigue. Sólo que aquí, en el asunto que nos ocupa, parece darse de manera involuntaria.
Viniendo de un tema educativo, los maestros parecieran a la vez trazar el camino de la futura protesta contra la reforma energética y hasta aportarle volumen o gasolina.
Y nuestros oligarcas todavía quieren prestarle al jefe de gobierno de la ciudad los cerillos. ¿Pues qué quieren? ¿Quieren reformas o quieren violencia?
Mancera se los viene diciendo desde que los maestros le instalaron enfrente un plantón, en julio: “no voy a ir a la confrontación con los maestros”. “Nosotros no vamos a estar en ningún tipo de provocación y no vamos a ir a un enfrentamiento”.
Un mes después, Mancera se mantiene firme: “La ciudad de México no será un campo de batalla, por ello, se ofrece una mesa para el intercambio de ideas con el magisterio”. “Existe voluntad política, los mecanismos apropiados para el diálogo y exhortamos al magisterio a evitar la violencia. Es mi deber evitar la confrontación”.
Están que truenan contra Mancera. Pero Mancera es terco.