2015
Ramón Zurita Sahagún jueves 22, Ago 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Las reformas propuestas por el Ejecutivo federal y avaladas por el PRI, son el preámbulo de su futuro electoral en 2015, cuando se renueve la Cámara de Diputados federal, más siete gubernaturas y varios congresos estatales.
Depende del resultado obtenido podrán vislumbrar de lo que podría acontecer en el proceso electoral de mitad del sexenio y en que van implícitos los gobiernos estatales en Nuevo León, Sonora, San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Campeche y Colima.
De esos siete estados, seis son gobernados por el PRI y uno por el PAN, mientras que el PRD no cuenta con ninguno de ellos.
Sin embargo, en un pasado cercano, cinco de esas entidades fueron gobernadas por militantes de partidos distintos al tricolor, por lo que los ciudadanos ya saben de gobiernos de alternancia.
Querétaro y Michoacán contaron con dos gobiernos sucesivos de mandatarios surgidos del PAN (Ignacio Loyola Vera y Francisco Garrido) y PRD (Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel), respectivamente, pero después de ellos el PRI pudo rescatar para sus huestes esos estados.
Nuevo León vivió una experiencia de un gobierno panista con Fernando Canales Clariond, aunque después de ello, los ciudadanos decidieron enmendar la plana y volver a confiar en el PRI, con dos gobiernos sucesivos emanados de ese partido.
San Luis Potosí vivió la misma metamorfosis, ya que Marcelo de los Santos mostró que los ciudadanos se habían equivocado al votar por el PAN, al que representó en las urnas y tras un sexenio de administración blanquiazul regresaron al redil priísta.
En Sonora se vive la primera experiencia de un gobierno ajeno al PRI, el que logró el actual gobernador Guillermo Padrés Elías, por el rechazo al priísmo después del triste papel asumido por Eduardo (Robinson) Bours Castelo, en el incendio de la guardería ABC, en que murieron cerca de 50 niños.
Campeche y Colima viven todavía en medio de los gobiernos priístas que se han mantenido en el poder por más de 80 años en cada uno de ellos.
Y aunque en estos dos últimos estados, los priistas se mantienen en el poder, han sufrido varios sustos, provocados por candidatos de oposición sólidos que se han situado a escasos centenares de votos de la victoria.
De esos siete gobiernos que renovarán sus ejecutivos estatales en 2015, varios de ellos se han visto inmiscuidos en problemas graves, lo que podría repercutir en las urnas.
El más claro de ellos es Michoacán, donde el gobernador electo en las urnas no ha gobernado por enfermedad, por lo que se mantiene en el poder un sustituto, quien no cuenta con el mando suficiente para gobernar.
El regreso de los michoacanos a los gobiernos priístas se ha visto salpicado por acontecimientos de todo tipo, ya que se encuentran bajo dos fuegos, la amenaza de los grupos delincuenciales y los excesos de los cuerpos de seguridad pública y de las fuerzas armadas.
Ningún beneficio han recibido los ciudadanos con el cambio de siglas en el gobierno estatal, ya que el estado de sitio en que vivieron en algunas regiones durante las administraciones perredistas sigue imperando.
A ello, se le añade la situación del magisterio que mantiene en zozobra la educación de los educandos del estado. Michoacán vive una difícil situación, por lo que los ciudadanos evaluarán el partido al que dar su sufragio.
Sonora es otra entidad con conflictos constantes, donde se mantiene vigente la situación del acueducto que llevaría agua a Hermosillo y la quitaría a tierras del Valle del Yaqui. La situación mantiene irritados a los habitantes de esas zonas, los que comprueban el pobre manejo político del gobernador Padrés Elías, militante del PAN.
Nuevo León vive las constantes irrupciones de los grupos delincuenciales y el pobre manejo político de Rodrigo Medina de la Cruz, un personaje que fue sembrado como gobernante por su padrino J. Natividad González Parás.
Querétaro vive uno de sus mejores momentos con la administración de José Eduardo Calzada Rovirosa, quien es bien calificado por sus ciudadanos.
San Luis Potosí es una entidad en la que los ciudadanos no saben quién de los dos es peor si el panista Marcelo de los Santos o el priísta Fernando Toranzo. Sus administraciones han sido desastrosas, por donde se les vea y pero el segundo, ya que es un personaje opaco y apático.
Fernando Ortega de Campeche está bien evaluado por los habitantes de esa entidad, aunque el problema que ven los ciudadanos es que no encuentran un político priísta que pueda reunir buenas calificaciones para gobernar.
Hay varios aspirantes que se ufanan de traer la candidatura en la bolsa, aunque los electores no quieren candidatos vacuos, ni prepotentes.
En Colima, Mario Anguiano es uno de esos personajes gris por donde se le vea y su administración se pinta del mismo color. En ocasiones diversas el PRI ha estado en riesgo de perder el gobierno estatal, aunque al final logra sacar el triunfo por unos pocos votos.
Si a estos malos gobiernos (en algunos casos) se les suman reformas constitucionales no bien vistas, puede repercutir en el proceso comicial que tendrá lugar en dos años más.
Para compensar ello, el partido tricolor tendría que trabajar arduamente, para convencer al electorado durante todo el año próximo, en que los electorales de todo el país descansarán de comicios de todo tipo, ya que es el único año de cada sexenio en que no caen proceso electorales en ninguna de las entidades del país.