Telenovelas, no ideologías
¬ Augusto Corro martes 20, Ago 2013Punto por punto
Augusto Corro
Es curioso cómo se desenvuelve la juventud mexicana en sus diferentes actividades, gustos y forma de pensar.
De acuerdo con información del portal animalpolítico.com, los jóvenes entre 18 y 29 años de edad, prefieren ver telenovelas por encima de cualquier otro programa televisivo.
De plano, es elevado el porcentaje de la población femenil que no quiere saber de política.
Existe una especie de divorcio entre los jóvenes y la actividad política. Esta condición de los apolíticos obedece al poco interes de los partidos políticos a los sectores juveniles, que solo sirven como “acarreados”,
Es difícil que un joven a desarrollar una carrera política debido a que son múltiples los obstáculos para lograrlo. Los grupos cerrados, las tribus o clanes, difícilmente abren las puertas a gente nueva.
En la encuesta del portal citado se registra que 34 por ciento de los jóvenes reconoce su gusto por las telenovelas, 32 por ciento descarta con alguna ideología y menos del 1 por ciento se interesa por las secciones políticas de los diarios.
Entre otros datos interesantes, un 28 por ciento se reconoce de derecha, un 25 por ciento de izquierda y 8 por ciento de centro. La mayoría de ellos “jamás ha estado en organizaciones culturales, estudiantiles, deportivas, artísticas, religiosas o vecinales, de partidos políticos o sindicatos”. Como se ve, es casi nula la participación de los jóvenes en actividades sociales.
Como señalamos arriba, las causas son múltiples y se derivan de acciones egoístas y convenencieras. En el caso de los partidos políticos, las oportunidades son escasas para la juventud. Esto se ve, por ejemplo, en los legisladores de todos los partidos que no sueltan el hueso y se pasan la vida en el Senado o en la Cámara de Diputados.
Las mismas caras, los políticos de siempre que se niegan a brindar oportunidades a los jóvenes.
EL CUMPLEAÑOS DE CALDERÓN
Una de los grandes errores de los panistas es que no tienen memoria. Principalmente los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox.
Para el primero ya no cuenta el pasado. Ya no se acuerda que dejó al país en medio de la pobreza y de una espiral de violencia que aún no termina. Lo anterior viene a colación porque Calderón festejó con sus amigos su cumpleaños número 51.
En vez de alejarse de los reflectores noticiosos, el ex presidente michoacano aparece en público como si se tratara de un héroe de la patria. Cada quien con su conciencia, pero en el caso de Calderón sería interesante conocer cómo resuelve la carga de culpabilidad de miles de personas muertas por la guerra que desató contra la delincuencia organizada.
¿Podrá dormir con la tranquilidad que da el deber cumplido? Lo dudo.
¿Y FOX?
Fox cree que hace muy bien el papel de aspirante a productor y vendedor de marihuana. No se ha dado cuenta que esa actitud ha sido reprobada por los mexicanos, que no entienden cómo un político de la dimensión del guanajuatense ahora se dedique a la promoción del consumo de droga. A Fox se le olvidó que fue presidente de México, un cargo excepcional en la política que exige a quienes lo ejercieron por lo menos un poco de pudor y cordura.
Es mucho pedirle a Fox, quien hizo de la presidencia de la República una especie de hazmerreir debido a un sinnúmero de errores, y porque depositó en su esposa Marta Sahagún, la responsabilidad del cargo.
Al guanajuatense se le olvidó que es necesario guardar algunas formas de respeto a uno mismo, para no ser víctima de la vulgaridad y la mediocridad. Desde luego, no es lo mismo ser presidente de un país que un mercenario de la mariguana.