Ballet y periodismo
¬ José Antonio López Sosa lunes 19, Ago 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
La cultura y el arte no han sido piezas destacadas dentro de las últimas administraciones, tanto federales como locales. La complejidad que engloba al propio término “cultura” da paso a un sin fin de campañas, eventos, exposiciones y galas donde no existe un equilibrio entre los espacios y la cartelera para algunas disciplinas, particularmente en nuestra muy noble y leal ciudad de México.
La especialidad de quien redacta estas líneas no es propiamente la danza en general y mucho menos el ballet, no obstante existe una preocupación producto de un insatisfactor cultural-social por la escasa difusión y sobre todo, oportunidades tanto para quienes gustan de esta manifestación artística como para quienes pretenden practicarla de forma amateur o profesional. Entrevistamos hace tiempo a Jimena Canseco Yunes, intrépida mujer con estudios de danza clásica (bajo la técnica de la “Royal Academy of Dance” de Inglaterra) especializada precisamente en ballet, cuya profesión combina con una licenciatura en periodismo, lo cual la convierte en un canal ideal de comunicación e interlocución artística de la coyuntura que vive el ballet y la danza en general en nuestra ciudad y nuestro país.
Dentro de la muy interesante conversación, el común denominador es la falta de apoyo por parte de las autoridades locales y federales, así como su escasa interrelación con la iniciativa privada, en otro orden de ideas, existen instituciones públicas dedicadas a la enseñanza elemental y profesional del ballet, por un lado, mientras que paralelamente existen instituciones privadas que cumplen con el mismo cometido, sin que exista una muy necesaria coordinación o interrelación que pueda aglutinar los esfuerzos en aras de abrir espacios y sobre todo, incentivar a quienes desarrollan la docencia artística en esta disciplina, que debemos decirlo con todas sus letras, perciben salarios de risa en muchos casos, deteriorando así el sentido profesional de la docencia artística.
Cuestioné a Jimena, cómo un talento nacido del anonimato pudiera llegar a destacar, a ello nos comenta que principalmente dependerá del maestro, es decir, cuando un maestro en una academia particular, en una “casa de cultura” o en cualesquier otro espacio percibe el talento en algún pequeñito, él será el principal responsable de canalizar a los padres al conducto adecuado –llámese Conaculta, CNA, INBA– y así promover dicho talento; esto me preocupa y mucho principalmente por las condiciones –insisto– salariales de la mayoría de estos docentes.
Mucha de la labor por el ballet en México, se lleva al cabo por “héroes anónimos”, personas talentosas y profesionales como el caso de Jimena Canseco, que prácticamente dedican su vida más por amor al arte que por la retribución económica que puedan obtener, cuando el arte pese a ser un plus de la sociedad, merece contar con provisiones presupuestales suficientes en una ciudad y un país como el nuestro. Me sorprende la dualidad de Jimena: bailarina, docente y periodista; una persona que además de entregar su vida al ballet, tiene la capacidad periodística de hacer crítica, análisis y sobre todo, propuestas interesantes en el rubro que bien debieran ser reconocidas por las autoridades locales y federales.
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