Egipto: corta vida democrática
¬ Juan Manuel Magaña viernes 16, Ago 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
La cruenta represión en Egipto de partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi —los de la llamada Hermandad Musulmana- arrojó hasta ayer la cifra trágica de 525 muertos y 3 mil 717 heridos.
Se trató de la jornada de violencia más sangrienta en décadas en aquel país del norte de África, hecho que simplemente horrorizó a un mundo que ve con preocupación el inicio de una posible guerra civil.
Fue el régimen militar que se hizo del poder mediante un golpe de Estado a Mursi, el primer presidente electo democráticamente en Egipto, el que ordenó la masacre y anunció la instauración por un mes del estado de excepción.
Tal represión no hace más que terminar de golpe con la corta vida democrática que tuvieron los egipcios tras la caída de la dictadura de Hosni Mubarak, ejercida de 1981 a 2011. Ya de por sí el golpe militar del mes pasado contenía tan mal augurio.
Estados Unidos quiso ver el derrocamiento de la reaccionaria Hermandad Musulmana como una restauración de la democracia y hoy es el primer país horrorizado por los acontecimientos.
El presidente Barack Obama condenó enérgicamente la violencia en ese país y advirtió además que Egipto está en un “camino muy peligroso”. Dijo: “aunque queremos mantener nuestra relación con Egipto, nuestra cooperación tradicional no puede perdurar como siempre, cuando hay civiles que han sido asesinados en las calles y los derechos humanos retroceden”.
Aun así, el mandatario estadunidense anunció la cancelación de ejercicios militares bilaterales con Egipto, pero no suspendió los mil 300 millones de dólares por concepto de ayuda militar que destina cada año a su aliado.
Ahora, Egipto vive al borde de la guerra civil y está de vuelta, en realidad, el régimen de excepción que privó durante 30 años en Egipto con Mubarak.
Hay que preguntarse dónde quedarán las promesas que formularon los militares de organizar “en breve” elecciones parlamentarias y presidenciales.
Uno veía en el Egipto de Mubarak a un régimen parecido, guardadas las proporciones, al porfiriato en México, en el que los egipcios desarrollaban una triste existencia. Y uno pensaba que no podía haber algo peor. Por eso, la llamada “primavera árabe” que derrocó al dictador, despertó tantas esperanzas.
Pero resulta que ahora la fatalidad impone la perspectiva de sufrir permanentemente un nuevo régimen autoritario a todas luces peor que el de Mubarak.
Y hay que tomar en cuenta que si el gobierno militar ha demostrado ser fuego, la Hermandad Musulmana es gasolina con sus llamados al enfrentamiento callejero. Así que son horas de incertidumbre y zozobra para un Egipto milenario que tanto asombró al mundo.