Caro, la leyenda
Ramón Zurita Sahagún miércoles 14, Ago 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante tres lustros, Rafael Caro Quintero fue el personaje más sonoro dentro de los grupos delincuenciales de la segunda parte del siglo XX.
Lo realizado hasta antes de ser aprehendido y refundido en reclusorios, lo hacía la figura referencial dentro de los cárteles de la droga, por encima de todos los demás individuos relacionados con el tema. Los sembradíos del rancho El Búfalo y el asesinato de un agente de la DEA (Enrique Camarena Salazar), entre otros delitos, hicieron posible su detención y proceso.
Sin embargo, dentro de ese marco de delitos, la historia de Rafael Caro Quintero está salpicada de toques rosas, los que le dieron un tono de romanticismo y leyenda. La acumulación de delitos se hizo sentir sobre el entonces joven delincuente, lo que convirtió en una novela su vida.
Una gran fortuna acumulada en unos cuantos años, joyas fabulosas, romances al por mayor y una vida de dispendio, más los delitos cometidos en una década, sirvieron de marco para ser juzgado. El romance con Sarita Cosío, una joven de sociedad de Guadalajara, vinculada familiarmente con uno de los principales políticos del estado en aquella época provocó sorpresas, por lo que la versión fue cambiada para aparecer como un secuestro por parte de Caro Quintero, lo que se sabía era de mutuo consentimiento. La detención de Caro Quintero ocurrida en Costa Rica fue todo un suceso, ya que tuvo que ser extraditado a México y con él, varios de sus cómplices y la protagonista del romance novelesco que fue uno de los factores que llevaron a su aprehensión, Sarita.
El juicio y la reclusión de Rafael Caro Quintero, son también temas que merecen revisión, ya que hay historias y versiones que surgieron alrededor de ello, algunas ciertas y otras filtradas como reales, pero que distan de ello. Lo cierto, es que Caro Quintero gozó de muchos privilegios en la cárcel, lo que motivó su constante cambio a otros reclusorios.
En el Reclusorio Norte fue ampliamente conocido que contaba con una celda cómoda, con todos los privilegios y que tenía, incluso, sala de visita, cocinero particular que le conseguía los mejores ingredientes dentro y fuera del penal, que recibía las visitas que deseara y que hasta una masajista privada acudía con regularidad.
Las fiestas con banda sinaloense, con los mejores platillos de aquella región e invitados especiales y mujeres, fueron ampliamente referenciadas en distintas crónicas de la época.
Se le permitió citar a conferencias de prensa y una de ellas, la más sonada, provocó el despido de algunos periodistas convocantes a la misma.
Otras versiones asientan que en una de ellas, Rafael Caro Quintero prometió pagar la deuda externa de México, si lo dejaban trabajar con tranquilidad en su negocio, versión que desde siempre fue desmentida, pero se quedó como parte de la leyenda del sinaloense.
Durante su reclusión, Rafael Caro Quintero nunca desmintió la comisión de delitos.
La mejor etapa en reclusión de Rafael Caro Quintero la vivió entre el año de su detención (1985) ya la mitad de la década de los noventa. Durante ese lapso no extrañó la libertad, ya que disfrutaba de la misma dentro del penal en que se encontraba y continuaba participando dentro del selecto grupo al que pertenecía.
Fue con el surgimiento de otros grupos delincuenciales cuando le cambió la suerte a Rafael, en la disputa cayeron varios de sus familiares cercanos y su grupo perdió preponderancia y fue desplazado. Surgieron otros íconos que le quitaron presencia a su novelesca figura y hasta adicionaron sus propias vidas con historias más llenas de romanticismo.
Joaquín (“Chapo”) Guzmán Loera, mandó al olvido el nombre de Rafael Caro Quintero dentro de los íconos del crimen organizado y sus historias se convirtieron en referenciales, las que van desde su épico escape de un penal de alta seguridad, pasando por sus insólitas apariciones en restaurantes de lujo, en los que cubre las cuentas de todos los comensales, a los que decomisa celular, cámaras que retiene mientras se encuentra degustando los mejores vinos y platillos, según cuentan.
El romanticismo de Guzmán Loera parece mejorar las historias de Rafael Caro Quintero, ya que atraviesa cerros y valles, aterriza en pasajes inhóspitos, accede a sitios vedados, para visitar a sus amores. Ahora, los dos personajes ya se encuentran en igualdad de condiciones, pues disfrutan de libertad, aunque también en ambos pervive la intención de las autoridades por detenerlos.
La historia de Rafael Caro Quintero continúa, ya que por irregularidades en su proceso fue liberado, después de que el error se sostuvo durante 28 años en que fue recluido en prisión.
Sin embargo, su liberación no dejó contento a nadie, incluidas las autoridades estadounidense, que no conciben cómo un delincuente acusado de homicidio de uno de sus agentes fue liberado.
El gobierno mexicano intentará revertir su libertad con distintos argumentos, mientras el gobierno estadounidense presiona para que Rafael Caro Quintero regrese a prisión. Y aunque surgen muchas voces acusatorias contra autoridades judiciales, en las que, incluso, se habla de corrupción y otras que dicen establecen la impunidad del delincuente, otras como la del titular de la Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam, precisa que Caro Quintero cubrió una sentencia de 28 años, por lo que no se puede hablar de total impunidad, pero que de todas formas debe seguir preso.
Ahora, habrá que seguir hasta su desenlace esta maraña judicial y novelesca, aunque la figura de Caro Quintero ya no resulta tan atrayente como antaño.