El Pacto por México
Roberto Vizcaíno lunes 12, Ago 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Dentro de ese mecanismo todas las fuerzas políticas esenciales negocian reformas y conflictos
- Gustavo Madero avanzó el sábado pasado internamente hacia su reelección en el PAN
- Y Los Chuchos lograron ese mismo día obtener la aprobación de los perredistas para seguir dentro del Pacto
El Pacto por México está resultando ser una nueva y muy efectiva forma de revivir y reinstalar el principio de Calles que dio origen al PRI, y cuya principal virtud fue la de meter en una misma organización, dentro de un mismo mecanismo o sistema, a todas las fuerzas políticas reales en el país.
Hoy dentro del Pacto por México, con el presidente Enrique Peña Nieto como el gran juez y patrón político en el país, el gobierno federal y las dirigencias de PAN, PRD y PRI están y actúan bajo ese mismo principio. La efectividad del sistema renovado garantiza la permanencia del Pacto.
El método efectivo tiende a repetirse. Por eso ahí, dentro del Pacto por México, hoy se dialogan, negocian, proponen, impulsan no sólo reformas estructurales impensables hasta hace poco, sino otros muchos diferendos o arreglos, como el del adéndum que terminó regulando las elecciones de julio pasado por debajo de la mesa de la legalidad y bordeando o brincándose a las instituciones establecidas: IFE, Trife, Cofipe y voto ciudadano.
FORTALECIENDO A MADERO
Ahí, es por demás obvio, se negoció la elección simulada de Baja California que le dio el “triunfo” al PAN para fortalecer a Gustavo Madero dentro de una jugada de tres bandas.
– En la primera banda el arreglo Madero-Peña Nieto le pegó directo abajo del nivel de flotación a Felipe Calderón y al gerente de su tribu blanquiazul en el Senado, al ex secretario y exprecandidato presidencial Ernesto Cordero.
– En la segunda el triunfo del PAN en BC, Aguascalientes, Puebla y las alcaldías y diputaciones en otros muchos estados le dieron a Madero una base social y política muy importante en su confrontación y disputa interna contra los calderonistas, y:
– En la tercera se consolidó la permanencia y legitimidad del chihuahuense dentro del Pacto por México, es decir, como uno de los principales actores de la transición y modernización del sistema político mexicano.
Claro, falta todavía que Madero pase la aduana de las elecciones de diciembre donde se decidirá su reelección. Llegará a ese trámite con prácticamente todo para cumplirlo. Sin duda con el apoyo del gobierno de Enrique Peña Nieto, que no es poca cosa.
Así, el chihuahuense comienza a meter en control a la perredización y tribalización a que han llevado Calderón y los suyos al PAN.
Eventos de violencia y discordancia como los escenificados antier por los calderonistas durante el segundo y último tramo de la 17 Asamblea Nacional –con la proliferación de fotos y videos subidos a Youtube y a otras redes sociales de internet, que muestran a panistas golpeándose y gritando o lanzando objetos a Madero–, lo único que provocaron fue un repudio de la base blanquiazul en todo el país hacia quienes protestaron y armaron la trifulca, una base tradicionalmente alérgica a los gritos y las confrontaciones.
Al parejo de todo eso Madero avanza en la consolidación de su poder interno –y así garantizar su reelección–, encabezando la reestructuración y democratización de su partido.
No pocos dentro de Acción Nacional han visualizado estos escenarios. Calderón mismo lo percibió y por eso estuvo aquí hace un par de semanas, para reunirse y dar instrucciones de contención y sabotaje a sus allegados, especialmente a los senadores que lo siguen.
Los resultados de la 17 Asamblea, donde finalmente se aprobaron el sábado los nuevos estatutos que obligarán a que las nuevas dirigencias –especialmente la nacional–, del PAN sean electas por la vía del voto de sus militantes, indican que el michoacano fue derrotado, y que el ganador fue Madero… y Peña Neto.
Y A LOS CHUCHOS
Dentro de esta reinstauración pactada, con una presencia cada vez más disminuida de AMLO al interior del PRD, “Los Chuchos” se fortalecen y caminan hacia su permanencia por tres años más en el control del sol azteca.
Ahí lo esencial opera dentro de un maximato comunitario en que Jesús Ortega y Jesús Zambrano –los líderes indiscutibles de Nueva Izquierda, la corriente mayoritaria y con el mayor control de la estructura territorial partidista–, no se atropellan ni traicionan… hasta ahora.
Por lo pronto ellos ya “destaparon” a Carlos Navarrete para encabezar a este partido de aquí a finales de 2016.
El lanzamiento del vanidoso guanajuatense, un personaje acostumbrado con un ego sin límite y al manejo poco claro y abusivo de los presupuestos que le toca administrar, advierte un arreglo interno en Nueva Izquierda.
¿Por qué Navarrete?, porque ya no tenían otro jugador viable al cargo de presidente del PRD. Y es que por ahí ya pasaron no sin grandes problemas, cuestionamientos y confrontaciones Jesús Ortega, Guadalupe Acosta Naranjo y Jesús Zambrano, miembros del poliburó de Nueva Izquierda. El único de esa cúpula que no ha ocupado ese cargo es justamente el guanajuatense.
A ver si el ego argentino y las ambiciones sin moral ni ética de Navarrete no terminan por derrotar a “Los Chuchos” en esta siguiente y muy importante etapa.
Por lo pronto, la sesión del consejo realizada el sábado sirvió para que Los Chuchos obtuvieran el aval para mantener al PRD dentro del Pacto por México y para utilizar el encuentro como plataforma de lanzamiento de Navarrete a la dirigencia nacional de este partido. La otra corriente, la de René Bejarano con Izquierda Democrática simplemente se replegó y negoció a su vez la legitimación de los planes de “Los Chuchos”. Y para continuar con ese mecanismo eficiente del “policía bueno y del policía malo” que les sirve a ambos para sacar la mejor raja de cada negociación.
PEÑA Y PRI
Recuperado, el presidente Peña Nieto aprovecha la estrategia, no sólo para conducir a su partido, el PRI, sino a un gobierno con grandes perspectivas de alcanzar la tan anhelada culminación de la transición democrática en México, sino su relanzamiento hacia la modernización.
Ello implica readecuar y hacer convivir con el menor número de conflictos y roces a dos sistemas opuestos –para lo cual un Pacto que aglutine a las fuerzas predominantes, es esencial–:
– El de las garantías de los derechos sociales constitucionales con el acceso a una alimentación básica, a un empleo bien remunerado, el acceso sin exclusiones a un sistema de salud con medicinas garantizadas, vivienda digna para todos, educación del más alto nivel y pensión de desempleo y de vejez.
– Y el liberal del libre comercio, es decir del capitalismo, donde se prioricen las garantías a empresarios y la proliferación de corredores de producción donde los derechos laborales queden por debajo de los de las empresas.
Hoy, este proceso dará un paso importante cuando el presidente Enrique Peña Nieto dé a conocer finalmente su tan anunciada iniciativa de reforma energética.
¿Y AMLO?
Con la negativa experiencia histórica que produjo la exclusión del Partido Comunista durante casi 40 años, dentro de un entorno distinto al postrevolucionario, quienes integran al Pacto por México han decidido no oponerse, obstruir o interferir en el registro de Morena.
El reconocimiento institucional de la fuerza de Andrés Manuel López Obrador –quien muestra ya un agotamiento no sólo físico sino político y popular–, obligará al tabasqueño a someterse a las reglas del sistema político actual, sistema que estará marcado por lo que se negocie dentro del Pacto por México, a su vez muy marcado por el principio callista.
Al recibir el reconocimiento del IFE y acceder así al reparto del dinero público, Morena y AMLO estarán vigilados y regulados por las otras fuerzas políticas que él abomina.
¿Correrá AMLO la suerte de las disidencias de José Vasconcelos, Juan Andrew Almazán o Miguel Henríquez Guzmán entre 1929 y 1958? Ya lo veremos.