Los feudos delegacionales
¬ José Antonio López Sosa viernes 9, Ago 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Quienes buscan ser jefes delegacionales en el Distrito Federal para enriquecerse, encuentran en ese puesto un lugar privilegiado para hacerlo.
Si bien es cierto que las delegaciones políticas carecen de facultades en muchos sentidos y el gobierno está prioritariamente centralizado —cosa que esperamos cambiar tras la reforma política del Distrito Federal— también hay una realidad: las delegaciones políticas como instituciones son de los entes más corruptos en la administración pública.
Al no haber un cabildo o una figura política de contrapeso a los jefes delegacionales, éstos se han convertido en señores feudales de sus territorios; no es gratuita la proliferación de obras irregulares, de franeleros, comerciantes ambulantes y demás fenómenos que dañan la vida diaria de los capitalinos.
Las delegaciones políticas que más problemas de corrupción tienen tanto en denuncias ciudadanas como en hechos probados son Gustavo A. Madero, Benito Juárez y Coyoacán.
Estos hechos rebasan los colores de un partido político u otro, se convierten en verdaderas franquicias de corrupción, no es gratis el ver que jefes delegacionales van a la banca 3 años como diputados locales y después, regresan por la reconquista de su delegación.
La corrupción está más allá de las posibilidades de un delegado o un líder para erradicarla.
Sin embargo, muchos de estos liderazgos se suman a la corrupción. Ahí está el claro ejemplo de Octavio Flores Millán, ex jefe delegacional en Gustavo A. Madero que hoy día permanece tras las rejas.
No podemos hablar de una ciudad de vanguardia cuando las autoridades de proximidad —como son los delegados—, tienen núcleos de corrupción tan amplios. No todos los delegados se hacen partícipes de la corrupción, pero tampoco todos la combaten.
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