IP nacionalista
¬ Javier Cadena Cárdenas martes 6, Ago 2013Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Si la memoria no juega una trastada, allá en los años setenta del siglo pasado, el presidente de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, se ufanaba de la característica principal de los banqueros franceses, y entonces en todo momento decía a los cuatro vientos que los banqueros franceses eran franceses antes que banqueros.
Esta situación cobra relevancia en estos tiempos actuales, tanto en el país galo como por acá en México, y es que en aquellas tierras a partir del arribo del presidente Francois Hollande, los banqueros franceses como que están olvidando aquella característica que los distinguía hace cuatro décadas, y están migrando a Inglaterra.
Y lo están haciendo, hay que ser realistas junto con ellos, tomando como justificación un decir del propio presidente socialista, quien en plena campaña expresó que su “verdadero adversario no tiene nombre, ni rostro, ni partido. No presentará nunca su candidatura y, sin embargo, nos gobierna. Es el mundo de las finanzas”.
Eso es por allá, pero por acá es relevante tomarlo en cuenta en estos tiempos en los que se está a horas en que se discuta de manera legislativa, política, económica, pero con la ley y la bandera en la mano, una reforma energética que contempla de manera prioritaria, abrir y transparentar la participación de capital privado en Pemex.
Aunque el ejemplo francés para aplicarlo en esta tierra, que a decir de Porfirio Díaz está tan cerca a Estados Unidos y tan lejos de Dios, debe tener un ajuste ya que allá se refería simple y llanamente a los banqueros, a personas físicas, con intereses económicos, pero seres humanos de carne y hueso.
Y debe tenerlo porque por acá apenas se está en la etapa de ese algo abstracto que es el capital, la inversión, el dinero, y todavía no se llega a ponerle nombre y apellido a los dueños de este ente abstracto que, a decir verdad, tiene presencia concreta en el ejercicio del poder en todo el orbe.
Y el nombre y apellido del dueño de ese ente abstracto, hay que decirlo, es bien importante ya que también es una verdad de Perogrullo saber y reconocer que el capital y el dinero no tienen nacionalidad, por lo que sus dueños sí la deben tener, y si esta es la nacionalidad del país en donde se abrirá la posibilidad de una inversión de capital privado, pues qué mejor.
No faltarán aquellos personajes que, con datos ciertos, afirmen que en materia económica la nacionalidad no es relevante ya que los intereses y la ganancia son más importantes que el pasaporte, por no decir ya que el acta de nacimiento, por lo que, afirmarán, están en contra de esta medida.
Habrá otros que digan que la inversión de capital privado es lo mejor porque los sacrosantos hombres y mujeres de la iniciativa privada, sí saben hacer las cosas, y entonces expondrán que como por arte de magia Pemex se saneará con su sola presencia, sin importar nombre ni apellido del inversionista, ni la procedencia del capital, siempre y cuando sea lícita. Pero a decir verdad, el nombre y apellido siempre han sido y son importantes.