Michoacán: ¡sálvese quien pueda!
¬ Juan Manuel Magaña viernes 2, Ago 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Michoacán no sólo vive una crisis de seguridad, sino también política. Y una cosa retroalimenta a la otra.
Otra cosa que retroalimenta a esas dos crisis es la relación de ese estado con el centro. Y al final las cosas siguen empeorando sin que nadie sepa dónde quedó la bolita.
La ausencia del gobernador Fausto Vallejo Figueroa por motivos de salud debió resolverse desde que el problema se veía venir. Pero lo han sostenido como si se tratase del Cid Campeador, que ganaba batallas estando ausente. Ahí debió prevalecer el criterio de que la salud de un gobernante afecta a un pueblo y si eso es grave, hay que ponerle remedio.
En vez de ello, se dejó estallar la crisis.
No lo digo yo, lo dijo a su modo hace unos días el procurador general de la República, Jesús Murillo Káram, cuando reconoció que la ausencia del gobernador de Michoacán sí afectó la situación de inseguridad en la entidad.
Dijo textual: “Sí, desde luego que sí lo afecta, no tengo la menor duda. Pero tampoco es una cuestión que quede en nuestras manos; la enfermedad del gobernador es real, y su recuperación posible también es real. Entonces, en consecuencia no podemos ni violentar la voluntad de quienes lo eligieron ni podemos violentar la ley, ni hacer cosas que no debamos hacer correctamente”.
Demasiado tarde para reconocerlo, demasiado atados para remediarlo. Vallejo ha pedido licencia dos veces y un permiso para ausentarse del cargo por un trasplante de hígado. Es demasiado. Y todo Michoacán está pagando, por una parte, el alto precio de ese vacío de poder. El gobernador interino Jesús Reyna, está más que visto, es por completo un pasivo.
Frente a una situación de emergencia, los romanos eran sabios: se olvidaban de sus buenas formas políticas y entregaban temporalmente todo el poder a una sola persona a la que llamaban dictador; claro, en aquel tiempo la palabra tenía otra acepción y para nada asustaba. Y éste, con todos los recursos a su alcance, conjuraba el peligro y se regresaba a su casa, no se apañaba el poder.
Acá las componendas entre partidos y la clase política en general han evitado y estorban la solución. Siquiera hubieran nombrado un interinato fuerte, dado que se negaron a la desaparición de poderes. El resultado es que la federación va por un lado y el estado por otro. Hasta que la cosa volvió a ponerse color de hormiga.
Simplemente ayer supimos de la renuncia del procurador y del secretario de Finanzas michoacanos, y de una reunión de emergencia de la “clase social” con el secretario de Gobernación, en pleno centro, en Bucareli. El funcionario convocaba a “un pacto”… apenas. Y hasta Luisa María Calderón fue llamada.
Ojalá se haga algo pronto. Todo esto se dan en un contexto en que la violencia y el crimen organizado se han apoderado de Michoacán con acción y no con pláticas. Porque si no, las renuncias de dos funcionarios se van a convertir socialmente en el clásico ¡sálvese quien pueda!