El paraíso sindical
¬ Augusto Corro martes 30, Jul 2013Punto por punto
Augusto Corro
En México ser dirigente sindical implica ser dueño de todo, o de casi todo. Es decir, de erigirse en una persona todopoderosa, con influencia en las áreas sociales, políticas y principalmente laborales.
Desde el más modesto hasta el más encumbrado líder se encuentra rodeado de privilegios envidiables que les sirven de orgullo y pregonan a los cuatro vientos.
Sin ir más lejos, ahí tenemos al secretario general del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, un hombre con suficientes recursos económicos para darse una vida de jeque al igual que sus hijos.
En las mismas condiciones se encuentran otros dirigentes sindicales como el junior Napoleón Gómez Urrutia y las millonadas de dólares que les jineteó a los trabajadores mineros.
Un émulo de esos “próceres” del sindicalismo es el diputado local Fernando Espino Arévalo, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, quien mantiene en la nómina del Metro a por lo menos 22 familiares.
Entre los parientes del dirigente pegados a la “ubre” están su pareja e hijos con sueldos de hasta 21 mil pesos, con un costo al erario de casi medio millón de pesos mensuales. Además, el Comité Ejecutivo Nacional de esa organización ocupa 42 plazas de confianza y no de base, con sueldos de 20 mil pesos mensuales.
A continuación, algunos de los nombres de los familiares de Espino que son beneficiados en el Metro: La esposa de Espino, María del Carmen García Villarreal, coordinadora especializada en la Subgerencia de Servicio Médico, con un salario mensual de 20 mil 931 pesos, y un hijo de ambos, Fernando Espino García, subjefe de departamento en la Gerencia de Obras y Mantenimiento y sueldo semejante al de su progenitora.
En la lista de empleados también aparecen los cuñados de Espino: María Luisa, jefa de Oficina de la Coordinación de Taquilla, con sueldo de 17 mil 296 pesos; Claudia Julieta, quien devenga 20 mil 931 pesos en la Coordinación de Egresos, etc.
Como señalamos al principio, el líder del Metro y sus familiares tienen los beneficios de vivir en el paraíso sindical que es México.
No conforme con lo anterior, el dirigente reclama la basificación de dos mil 300 plazas de empleados de confianza. Es decir, que esa cantidad de trabajadores pasen a formar parte del sindicato. Como se ve, el líder buscará, seguramente, colocar a más parientes en la lista de trabajadores del Metro. No cabe duda que la mayor preocupación de su vida es conseguirle buenos “huesos” a la familia. Trascendió que las autoridades capitalinas están dispuestas a no conceder más privilegios al “dueño” del sindicato.
AGITACION PERREDISTA
En agosto se empezarán a mover las aguas en el Partido de la Revolución Democrática, con miras a la sucesión de su presidencia nacional. Como están las cosas en el partido, el cambio de la dirigencia podría ocurrir en noviembre próximo. Solo que esta vez la lucha por la presidencia será muy difícil, pues se decidirá el futuro político de algunos de los principales personajes de la llamada izquierda mexicana.
Entre otros, Marcelo Ebrard, quien buscará la dirigencia como base a su proyecto para participar en las presidenciales del 2018.
Pero los denominados “Chuchos” hacen su propio juego y no estarán dispuestos a soltar el liderazgo perredista que han mantenido en su poder con Jesús Ortega y Jesús Zambrano contra viento y marea.
Con su tribu de Nueva Izquierda (NI) los “Chuchos” encontraron la manera de mantenerse en el poder. Sin embargo, diferentes acontecimientos políticos han afectado a esa organización política.
La salida de los lópezobradoristas, la necesidad de Ebrard de convertirse en líder del partido del sol azteca y las luchas de las tribus, cada vez más complejas, tienen al PRD en la incertidumbre.
La situación del PRD empezará a aclararse cuando se defina al ganador de la presidencia del partido. Antes se desatará una lucha interna de las tribus como es su costumbre y su naturaleza.