Agüera, por la revancha
Ramón Zurita Sahagún lunes 29, Jul 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Enrique Agüera Ibáñez, candidato perdedor a la alcaldía de Puebla, no sufre ni se acongoja por la vergonzosa derrota que le ocasionaron a su partido y que frustraron parte de sus sueños.
Una de sus tres premisas propuestas para el presente año no se cumplió, aunque las otras dos parecen cabalgar con éxito y en poco tiempo se harán realidad.
Por lo pronto, el ex candidato priísta al ayuntamiento de Puebla cumplirá su segundo propósito, el de casarse y lo hará en esta misma semana, aunque no llevará a la novia el regalo prometido, de convertirla en la primera dama municipal.
Convertida su segunda promesa en realidad, Agüera Ibáñez quien se tomó un respiro con vacaciones después de la derrota, por lo que no procederá a la tradicional luna de miel, se abocará a la sucesión en la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
La intención es la de conservar la comuna universitaria como un coto de poder, con elección del actual rector, Alfonso Esparza, por cuatro años al frente de la máxima casa de estudios poblana.
Agüera Ibáñez y su grupo de poder, comandado por Damián Hernández y Jorge David Cortés, pretenden resarcir los altos costos de la frustrante campaña electoral con los recursos del plantel universitario. La disputa por la rectoría no será sencilla, ya que desde el propio gobierno poblano se pretende arrancar el plantel del control de los grupos priístas.
Es cierto que desde el gobierno estatal no se cuenta con una figura de nivel que pueda competir con el grupo del ex rector, pero también lo es que el apoyo parece dirigido hacia el mismo candidato (Alfonso Esparza), con el que será más fácil negociar y desplazar al grupo de Agüera.
La intención del candidato priísta derrotado era la de empujar en favor de Damián Hernández, director de Atención Ciudadana o del propio Jorge David Cortés, pero sus currículos no le alcanzan para ello.
Y es que Enrique Agüera, una vez digerida la derrota, pretende reforzar sus otros frentes, para evitar que la pérdida de la alcaldía sea el inicio de una debacle general, que lo llevaría a refugiarse a sus planteles universitarios privados.
Eso es una muestra de que la derrota electoral sufrida por el PRI en Puebla no dejó, cuando menos entre todos sus candidatos y militantes, abatimiento, desolación, frustración, tristeza, abandono y apatía, aunque si deseos de revancha.
Por eso, se busca responsables de la debacle, aunque distan mucho de buscar entre sus propios coordinadores de campaña y encargados de la estructura, donde se sabe existieron fallas garrafales de logística y el dinero se quedó en el camino, por lo que buscan endosarles la responsabilidad a otros personajes que para ellos son sospechosos.
La candidatura de Enrique Agüera se decidió desde el CEN del PRI, ya que se consideró que el entonces rector de la BUAP reunía los condicionamientos necesarios para arrebatar la plaza a los panistas.
Se tomaba como referencia que Enrique Doger había hecho lo propio, saltar desde la BUAP a la alcaldía y los resultados habían sido satisfactorios, aunque no escucharon las recomendaciones el propio Doger, quien les explicó que los números de las encuestas eran engañosos, pues el traía la experiencia de que las cifras que le concedían como prospecto a candidato en sus tiempo de rector variaban mucho con las obtenidas sin el halo universitario.
La recomendación de Doger fue mal vista por el candidato, quien consideró que lo hacía con la malsana intención de perjudicarlo por no haber obtenido nuevamente, el hoy diputado federal, la nominación al ayuntamiento poblano. Agüera olvidó que Doger lo había llevado de la mano a la rectoría universitaria e inició un golpeteo sistemático contra su antecesor. Enrique Doger prefirió mantenerse al margen de la campaña, aunque asistió a los eventos emblemáticos en los que era requerido. Ahora se le reclama sus poca participación en campaña y desde el círculo cercano de Agüera se pretende endosarle un juicio de expulsión del partido, el que seguramente, no procederá, aunque si servirá para manchar la militancia dentro del partido del diputado federal. La historia de la debacle priísta en Puebla, aún tiene muchos ángulos que explorar y la disputa por los reducidos espacios de poder que le quedaron al partido tricolor en esa entidad, serán motivo de otros comentarios.
Por lo pronto, Tehuacán se convirtió en la ínsula tricolor en el estado, que si bien es el segundo ayuntamiento en número de habitantes se encuentra distante de la capital estatal. La alianza conformada por el PAN y sus aliados PRD, Nueva Alianza y PT, consolidaron todo el núcleo cercano a la capital con Puebla, San Andrés Cholula y San Martín Texmelucan, entre otros ayuntamientos, mientras que el Movimiento Ciudadano se apropió de San Pedro Cholula.
DEVUELVEN MÁS DINERO
Aparentemente, los senadores panistas están decididos, finalmente, a regresar el dinero que comúnmente se reparte entre los legisladores de cada una de las fracciones representadas, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados.
El escándalo surgido en torno a esos casi medio millón de pesos depositados a cada uno de los senadores panistas y la disputa por el control de la fracción trajeron un total desaguisado entre los integrantes de la Cámara alta pertenecientes al partido blanquiazul.
Quizá por ello, la mayoría de los senadores decidieron reintegrar el dinero, otros simplemente no lo recibieron y ahora otros más lo devuelven. Ese es el caso de la senadora panista Rosa Adriana Díaz Lizama, la que informó que devolvió los 430 mil pesos que le fueron depositados indebidamente por personal administrativo de la fracción parlamentaria del PAN.