Goliat, la utopía forzada
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 24, May 2010Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
“Y hoy destruyo a la Armada Norteamericana.
Ay, no tengo ni pizca de conciencia cuando
pongo en marcha mi imaginación”.
Jack London. / Prólogo de “Goliat”.
En enero de 1907, Jack London (1876-1916) presentó a un grupo selecto de amigos el texto de “Goliat”, sin duda alguna una de las narraciones más certeras en cuanto a una utopía socialista, impuesta por un dictador global, donde los hombres son iguales y dedicados a la creatividad y a las artes.
Para muchos de los expertos en la literatura de London, este relato a pesar de los planteamientos socialistas tiene graves fallas, al imponerse las teorías del comunismo y socialismo mediante la violencia y la destrucción, porque consideran esos críticos simples, que la violencia y el terrorismo, así como el individualismo y la anarquía son rechazados por las teorías socialistas. La simpleza los lleva a olvidar el camino de la revolución para derrocar regímenes de gobiernos contrarios al socialismo.
Por ello, en “Goliat” la acción de un sólo hombre, un científico digno de una película actual de terror y misterio, destruye gobernantes, ejércitos, armas y buques de guerra con enorme frialdad y raciocinio en un siglo XX imaginado, para guiar a los hombres hacia la vida digna, en una utopía. Goliat es el nombre ficticio utilizado por el científico para comunicar con los gobiernos, industriales, hombres de ciencia y a los habitantes comunes de la Tierra, para dictar e que imponer las acciones y medidas encaminadas a lograr la paz planetaria.
Con inusitada imaginación London describe un mundo futuro, como si fuera uno de los recientes y actuales creadores de la ciencia ficción o literatura de anticipación. Así demuestra que su imaginación no nada más le inspiró para crear “Colmillo blanco”, “El llamado de la selva”, o la excelente novela autobiografica, “Martín Edén” y otras obras, también la enorme influencia que tiene en los autores que impulsaron el mayor desarrollo de la literatura de anticipación, como Arthur C. Clark; Issac Asimov, Theodore Sturgeon, S. King y otros.
Además London tiene un relato, “Cuando el mundo era joven”, que influyó en uno de los autores clásicos de la literatura naturalista y de aventuras: Edgar Rice Burroughs y su novela “Tarzán de los monos” y la saga del Rey de la selva, convertido en uno de los iconos literarios y cinematográficos del siglo pasado. Publicado en 1910, este cuento breve de London describe a un hombre salvaje, con fuerza antinatural, que se mueve con el sigilo y actitud de un animal. Poco más de un año después de la publicación del texto, Rice Burroughs inicia el texto de la primera novela de Tarzán.
Eso muestra la importancia de las obras del escritor nacido en San Francisco, California, y también la riqueza literaria, que alcanzó a los 40 años de vida. La teoría más aceptada es que se suicidó con una dosis de morfina y atropina, además de lo minado de su salud por el alcoholismo y la dieta excesiva de alimentos. Al hacerle la autopsia, los médicos legistas señalaron que las características de su físico eran las de un hombre treinta años mayor, resultado de vivir cometiendo todos los excesos posibles.
En el siglo XXI la humanidad soporta tiranos y dictadores bestiales, sanguinarios, ignorantes y estupidos, que en nombre de una democracia hipócrita imponen medidas de explotación, comerciales que llegan a ser criminales, para sojuzgar a otras naciones. El personaje creado por London en este relato breve también es sanguinario y asesino, pero tiene el objetivo de mejorar la vida de la especie. Los fines no son acaparar petróleo, recursos naturales, dinero, empresas y tierra.
En “Goliat”, la capacidad literaria de Jack London recurre al humor, al misterio, la violencia y el misterio para recrear un largo procesos de pacificación. Para ello recrea armas futuristas, hay que reconocer que sin la creatividad e imaginación de Julio Verne, pero anuncian los actuales rayos láser o una energía nuclear controlada, aún futurista. Así es como “Goliat” impone el gobierno internacional, en donde las normas son dictadas para lograr armonía, estudio, investigación y adelantos para mejorar la vida de la humanidad. Los gobernantes son anacrónicos e innecesarios, al igual que los empresarios, industriales y comerciantes. Toda la cadena de individuos dedicados a la explotación de recursos naturales y en especial del Hombre. La utopía es una realidad. La imaginación de Jack London no lo guió hasta el mundo actual, tan brutal y bárbaro en donde lo más desechable es el ser humano. De vivir en la actualidad, como socialista y reportero que fue, Jack London estaría al frente de un grupo de protesta en contra de la globalización y el libre mercado como medios para explotar a la Humanidad.
El autor californiano escribió “Goliat” en 1907, en un período de gran creatividad, forma parte de los quince relatos reunidos bajo el título: “La plaga escarlata y catorce cuentos fantásticos”, en los que aborda las posibilidades de un mundo futuro, desde el utópico como en “Goliat” a la destrucción de la civilización, sin dejar de lado varias posibilidades de guerras o el encuentro de un mamut vivo, cazado por un trampero igual de primitivo. Es especial destaca un cuento breve llamado “Guerra”, considerado por London como el más perfecto que escribió, pero cargado de un surrealismo digno de Kafka por las angustias del ser humano que presenta en cinco páginas. O en “La sombra y el destello” en donde a la par de la rivalidad y amistad los descubrimientos científicos hay una imaginativa lucha, descrita con maravillosa la fuerza y vitalidad.