Un antes y un después
¬ Juan Manuel Magaña martes 16, Jul 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ahora se sabe que en los tiempos de Calderón la intromisión de agencias estadunidenses en las dependencias mexicanas llegó hasta la cocina. Y eso es algo más que espionaje.
Fue así que eran éstas las que informaban de sus actividades a las autoridades de aquí hasta que ya tenían presuntos delincuentes detenidos o logrado decomisos de droga, armas o precursores químicos según leo en un diario.
O sea, que de plano a esas agencias se les habían entregado las llaves de la casa para que se metieran cuándo y dónde quisieran.
Los integrantes de organismos como la DEA, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), tenían las puertas abiertas de todas las entidades policiacas y de investigación nacionales y se les permitía tener enlaces en todos los niveles de las secretarías de Seguridad Pública, Gobernación y Marina, así como en las áreas más sensibles de la Procuraduría General de la República.
Así que nadie debe sorprenderse por aquello de que México, como otros países, ha sido espiado por Estados Unidos. Y tampoco la PGR tiene que esforzarse mucho para comprobarlo. Es relativamente fácil, si resulta cierto que actividades como la de intervención telefónica se hacían (¿o se hacen?) desde la Oficina Bilateral de Seguimiento a la Iniciativa Mérida y de un hotel que se localiza en Paseo de la Reforma, cerca de la embajada.
Pero se supone que toda esa intromisión extrema se dio con la bendición del ex inquilino de Los Pinos, y que eso fue el antes.
Por lo que hace al después, este gobierno ha tratado de aclarar que desde diciembre del año pasado, tras la toma de posesión de Peña Nieto, se suspendió el ingreso de agentes extranjeros a instalaciones consideradas de seguridad nacional y de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, la famosa SEIDO.
Además, se dice, ya no se dan los acompañamientos en operativos, a los cuales los agentes estadunidenses asistían disfrazados de elementos de la Policía Federal Ministerial (también conocida como AFI) o de la Policía Federal.
Es más, las agencias estadunidenses habían llegado al grado de contratar funcionarios o ex funcionarios del gobierno mexicano que consiguieran información y dieran seguimiento a temas que interesaban. Y se asegura que ahora ni eso, que ahora las agencias sólo tienen contacto con los titulares de las dependencias mexicanas y es únicamente con ellos con quienes hay intercambio de información.
Si el antes y el después están así de claros, estoy impaciente por saber qué va a explicar la PGR sobre el espionaje denunciado por el tal Snowden a México, y si hay responsables (tipo Calderón o el señor García Luna) y en su caso castigo por todo ello. O puras habas.