Donde el mar y la laguna se unen
¬ José Antonio López Sosa martes 16, Jul 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Ciudad del Carmen, Campeche.- La idea que tenemos generalizada del Golfo de México es quizá, la postal que en el centro del país tenemos de las costas veracruzanas, el mar y la arena oscura. Recurrentemente se comparan los litorales del Pacífico con el Caribe y el Golfo, resultando este último el menos atractivo. Incluso en las costas de los estados de Texas y Louisiana en los Estados Unidos, la postal es muy parecida a Veracruz con playas poco atractivas dadas las condiciones naturales que tienen.
Llegamos a Ciudad del Carmen, una urbe que se desarrolló tras el auge petrolero, donde la mayor parte de sus 169 mil habitantes presta servicios precisamente a Petróleos Mexicanos por las plataformas petroleras que se encuentran frente a sus costas, Cantarell la más importante de ellas y del país entero.
Además de crecer como un puerto petrolero, Ciudad del Carmen tiene la virtud de estar en una isla que divide a la Sonda de Campeche en el Golfo de México de la laguna de Términos, sus arenas claras y su mar azul de poca profundidad cambian el panorama del Golfo de México que tiene nuestro país más al norte.
Recorrimos el corredor hacia Champotón, rumbo al norte del estado, cientos de kilómetros de playas vírgenes delinean el paisaje sobre la carretera que nos lleva al centro de la península de Yucatán.
Si bien la infraestructura turística en Ciudad del Carmen es incipiente, como destino tiene todas las facilidades, el aeropuerto está situado prácticamente en el centro de la ciudad, las playas están a unas calles de las zonas residenciales y comerciales, hay importantes núcleos de extranjeros viviendo aquí por el tema del petróleo, en fin, se ha convertido el viejo pueblo de pescadores en una pequeña urbe cosmopolita que además de ser punto neurálgico para la extracción de crudo, sostiene una creciente industria, entre ellas la turística.
Hoy precisamente se llevan al cabo las fiestas patronales de Ciudad de Carmen, el pueblo se vuelca a las calles —independientemente de las creencias religiosas— para celebrar la vida en este rincón del sureste mexicano. Una ciudad que es más que petróleo, un lugar donde la laguna y el mar convergen creando un escenario natural que pocos lugares en el país poseen.
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