El gobierno, rebasado por la especulación
Roberto Vizcaíno miércoles 19, May 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Frente al vacío informativo, ha surgido un rosario de hipótesis y percepciones respecto de un evidente secuestro del cual al parecer las autoridades responsables no tienen el menor rastro, ni saben cómo manejar mediáticamente
El secuestro de Diego Fernández de Cevallos, se ha convertido en un galimatías mediático para el gobierno de Felipe Calderón.
Incapaz de resolverlo judicialmente por su Gabinete de Seguridad, su equipo de Comunicación Social también ha sido evidenciado en su inutilidad. Simplemente no tiene una respuesta coherente para atender el reclamo informativo natural de los medios en estos casos, ni para despejar las dudas de los ciudadanos.
Al entrar al quinto día del secuestro del controvertido abogado blanquiazul, y con el Presidente de la República de gira por España y Estados Unidos, esta incapacidad gubernamental deja vía libre a la imaginación, lo cual deriva en decenas de hipótesis respecto de este caso.
Frente a este caótico contexto informativo, que además se multiplica en su confusión debido a las especulaciones que corren sin freno por las redes sociales formadas por el Twitter y Facebook, el gobierno simplemente se mantiene al margen.
Dentro de este contexto vale la pena retomar algunas de las afirmaciones y percepciones de los columnistas y articulistas de los que consideramos los 4 diarios más influyentes en México que ayer abordaron este secuestro, para dar una idea del caos informativo en que nos encontramos.
En Bajo Reserva, la popular y muy leída columna de El Universal se informa que durante el cuarto día de este secuestro, el Gabinete de Seguridad inició el descarte de líneas de investigación. “Luego de que los investigadores judiciales no encontraron marcas del crimen organizado en la zona y de que el EPR se deslindó, se reafirma entonces la hipótesis de que se trata de un simple secuestro”. Asegura que en esto coincide Antonio Lozano Gracia ex procurador, socio y amigo de Fernández de Cevallos y a quien la familia ha designado el negociador ante los posibles secuestradores. La columna comenta que “expertos indican que la sangre en las tijeras que supuestamente usaba El Jefe Diego para arreglarse la barba, podría significar que se trata de secuestradores inexpertos. Un hecho incontrovertible es que lo esperaron dentro del rancho, lo cual también supone que lo conocían y podrían ser conocidos”.
Ricardo Alemán: el principal columnista político de este diario dice a su vez que el secuestro de Diego Fernández de Cevallos, sirvió para que algunos cronistas de espectáculos protegieran mediáticamente a Celia Lora -hija del rockero Alex Lora-, quien durante la madrugada del jueves al viernes pasado, en estado de ebriedad, provocó un accidente en la lateral del Periférico. a la altura de San Ángel y causó la muerte del señor Pedro Ávalos, quien en ese momento hablaba desde una caseta telefónica. De acuerdo con su percepción, el columnista está convencido de que el despliegue informativo dado al secuestro de Fernández de Cevallos fue aprovechado por algunos periodistas y cronistas de las secciones de espectáculos para intentar propiciar la liberación de Celia Lora, quien finalmente fue consignada por la Procuraduría del Distrito Federal.
Félix Fuentes, el más antiguo y experimentado de los columnistas de El Universal hace un amplio análisis sobre el desbordamiento de la violencia, inseguridad, crecimiento del narcotráfico y el secuestro en México para concluir que el secuestro del excandidato presidencial panista es uno más de los muchos que ocurren dentro de este contexto que provoca descrédito internacional a nuestro país.
Katia D’Artigues, indica que, sin tener información oficial cierta respecto de este secuestro, sólo queda ejercitar la imaginación y retoma una escueta declaración de Andrés Manuel López Obrador a quien se le preguntó si no temía correr el mismo riesgo que Fernández de Cevallos a lo que respondió: “No… a mi me cuida Dios”.
José Cárdenas, conductor de noticias vespertinas en Radio Formula, quien tiene un espacio en este diario, deduce que sólo existen cuatro posibles causas de este secuestro: un plagio ordinario, un levantón del narco, una venganza o la acción de la guerrilla.
Ricardo Rocha, otro conductor de noticias de medios electrónicos que también escribe en El Universal, pide “que no se engañen, ni nos engañen: trátese de secuestro interesado, levantón del crimen organizado, conflicto pasional o mensaje político de un grupo extremo; en cualquier caso, las pesquisas deben incluir a los señores Gómez Mont, Lozano Gracia y Hamdam, que junto con El Jefe Diego han amasado grandes fortunas en la doble y jugosa vía del litigio y la política. Nadie mejor que ellos saben sobre los enemigos de quien por cierto -y ante la flaca caballada blanquiazul- querían volver a hacer candidato a la Presidencia. Por lo pronto, el tiro realizado desde la oscuridad ha sido de una precisión absoluta”.
Carlos Loret, el popular conductor de noticias matutinas del Canal 2 de Televisa, afirma por su parte que en la campaña presidencial de 1994, luego de derrotar contundentemente al priísta Ernesto Zedillo y al perredista Cuauhtémoc Cárdenas, Diego quedó como puntero para semanas después casi desaparecer de la campaña, debido a que fue amenazado por el narco. Luego hace un relato de la controvertida vida profesional y política del secuestrado, cuya fortuna está ligada a un evidente tráfico de influencias. E informa que el cuarto de guerra desde donde se dirige la investigación para dar con su paradero se localiza dentro de la zona militar de Querétaro, en donde sólo se manejan prácticamente tres hipótesis: que fue secuestrado por inexpertos; que el autor podría ser alguien de su círculo cercano o que todo se debe a una venganza.
En el diario Reforma Miguel Ángel Granados Chapa, el más importante columnista de esta publicación, y uno de los más experimentados y antiguos dentro del periodismo mexicano, reflexiona: “Si no es un levantón, un secuestro o una desaparición forzada, nos hallamos ante una desaparición de características peculiares. No únicas, porque hemos llegado en México al punto de que la gente se esfuma, como si se diluyera en el aire, sin causa aparente. Los casos abundan. Algunos de los más extraños, por el número de los afectados, son los ocurridos en Cadereyta y Piedras Negras, a los que habremos de referirnos otro día. De indagar el paradero de esos dos numerosos grupos de personas nadie se ocupa. En cambio, se asoma la posibilidad de que el enigma de la suerte que corra en este momento Fernández de Cevallos sea resuelto felizmente, con el rescate del político panista. Su solución llegará a tiempo de que se ufane de ella en Washington cuando mañana se reúna (el presidente Felipe Calderón) con el presidente Obama. Una desaparición excepcional requiere una respuesta que también lo sea”.
Guadalupe Loaeza, más bien especializada en asuntos de los llamados “sociales”, bajo el encabezado de “El Tío Diego”, escribe un artículo que habla de la existencia y consecuencias de personajes incómodos como podría ser el secuestrado para concluir que México camina hacia la colombianización.
Sergio Sarmiento, recuerda por su parte que conoció a Diego Fernández de Cevallos luego de que él mismo fue víctima de un secuestro de los llamados express y de que el panista, con quien no tenía ningún trato, le llamó y se presentó en su casa para ayudarlo a rendir su declaración ante el Ministerio Público. El articulista explica que luego de eso inició con el panista una amistad que hoy le produce un fuerte desasosiego por el secuestro de su amigo y adelanta su idea de que este podría tener como origen la gran fortuna acumulada por el abogado.
En Trascendió de Milenio, se afirma que la PGR no tiene más información que la dada a conocer sobre la desaparición de Diego Fernández de Cevallos. De ahí la hipótesis de que los plagiarios son profesionales de mucho cuidado.
Carlos Marín, director y columnista, indica que el llamado de la familia a los plagiarios a negociar podría hacer pensar que se trata de un secuestro por dinero, pero que nadie puede desechar la posibilidad de que los motivos sean políticos.
Ciro Gómez Leyva, subdirector y columnista, indica que Fernández de Cevallos no es ni candidato a nada ni político en activo, por lo tanto “la autoridad no tiene obligación ninguna de narrar en episodios la historia de su plagio, desaparición, o lo que haya sido”. Las cosas así concluye que entonces cada quien debe ir a lo suyo y precisa: “La familia, a rescatar al Padre padrone. Los periodistas, a sacar nota de las piedras. La autoridad, a hacer el trabajo de inteligencia y policía”.
Joaquín López-Dóriga, el principal conductor de noticias de Radio Fórmula y del noticiario nocturno de Televisa, columnista también de Milenio indica que a cuatro días nadie sabe nada del paradero del panista, ni de su estado de salud.
En La Jornada sólo el columnista Julio Hernández se refiere al secuestro de Fernández de Cevallos, para concluir que mientras Felipe Calderón anda de viaje y hay aquí un vacío de poder y de información, la familia de Diego Fernández de Cevallos se apoya en el ex procurador Antonio Lozano Gracia para iniciar una negociación con los plagiarios.
En fin, un rosario de hipótesis y percepciones respecto de un evidente secuestro del cual al parecer las autoridades responsables no tienen el menor rastro, ni saben cómo manejar mediáticamente.