Divide e impera
¬ Juan Manuel Magaña lunes 24, Jun 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Como anticipo de lo que vendrá, las declaraciones del presidente Enrique Peña Nieto a medios como The Wall Street Journal y Financial Times sobre el asunto petrolero sacudieron en días recientes a las cúpulas de la derecha y la izquierda mexicanas.
La antiquísima fórmula romana “divide e impera”, pareciera cobrar sentido cuando vemos a esas cúpulas divididas por pleitos que hasta llegan a ser vulgares.
Y más cuando los panistas han llegado a demostrar que los suyos son todavía más bajos que los de “Los chuchos”. Y no lo digo yo. Lo dijo el ex líder panista Luis Felipe Bravo Mena en el caso del PAN. Esa disputa por dinero entre calderonistas y maderistas es “vulgar”, “pobre” y “baja”, refleja la tribalización de ese partido. “Ya es lo más bajo que se puede en este momento”, sostuvo. Pero de esa riña lo que hay que destacar es su curiosa expresión en cuanto al tema petrolero.
La división panista implica hasta disputarse quién le vende el favor al gobierno de respaldar lo que vaya a proponer como reforma petrolera. Divididos hasta en una causa común. ¿Pues que esperarán?
Las palabras del calderonista Ernesto Cordero, un día después de que retomó el control económico y político del grupo senatorial del PAN, son bien sintomáticas: “Le quiero mandar desde aquí un mensaje al presidente Enrique Peña Nieto: que no se desanime, que puede modificar la Constitución y hacer una reforma energética de a de veras”.
Y en el flanco de la izquierda, cantado ha estado el pleito. Marcelo Ebrard, que propuso a Peña debatir sobre lo que dijo en Londres, de pasada le puso un coscorrón al dirigente perredista Jesús Zambrano, por el que éste de inmediato respingó.
El primero aseguró tener desconfianza hacia Zambrano, pues sería el fin del PRD avalar la entrada de capital privado a Pemex en el marco del Pacto por México.
El segundo reviró: “Anda como borracho de cantina, por debajo de las mesas preguntando qué me miras para buscar pleito con alguien que ni siquiera pretende que haya pleito”.
Hasta su pasado salinista le recordó “El chucho” a Ebrard en ese modo de descalificación, si no es que de insulto, que usan muchos en este país al comparar a quien sea con el innombrable.
Pero la reacción de parte de esa izquierda que ya se dejó ver bastante articulada es la que ya no tiene mucho que ver con el PRD. Y la planteó sorpresivamente el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, al afirmar su oposición a reformar el artículo 27 constitucional y sostener que la postura de la izquierda es la que encabeza el ex candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, de impulsar la reforma energética propuesta por Cuauhtémoc Cárdenas.
Más claro, ni el agua.
Por supuesto que también reaccionó el Peje, quien se la ha pasado nadando en aguas más tranquilas, esperando el momento. De entrada apoyó a Ebrard y pidió a Peña Nieto aceptar la invitación a debatir públicamente sobre la reforma energética que se negocia ya con los partidos.
Después habló de que será inevitable la protesta social, a la que él convocará, cuando se presente la iniciativa para privatizar Pemex.
Queda claro el tipo de alineamiento que se está dando en un sector de la izquierda más allá de lo que ahora es el PRD. Y todo esto es apenas una aproximación a lo que vendrá después de septiembre.