Baja California en las próximas elecciones
¬ Mauro Benites G. jueves 13, Jun 2013Municiones
Mauro Benites G.
El estado de Baja California es una de las 14 entidades de la federación donde se efectuarán elecciones el próximo mes de julio, siendo la capital Mexicali, pero Tijuana tiene la mayor importancia política y social del estado, hay lugares, como ciertas personas, predestinados. Respecto a esos lugares, manda la situación geográfica. No quiero entrar en detalles históricos, pero lo que se sabe a través de las nieblas del tiempo, es que el rancho de la tía Juana era un lugar perfecto para toda clase de maleantes estadunidenses: estaba junto a la línea divisoria misma, había abundancia de alcohol y en sus tugurios surgían “negocios” muy especiales, desde el tráfico de aguardiente, el contrabando y el santuario para grandes delincuentes buscados en los Estados Unidos, hasta con el tiempo, el auge del juego y la prostitución. Era un lugar de negra historia manchada por todos los vicios y un territorio casi libre para todos los perseguidos. . . y los desesperados. Por su cercanía con los Estados Unidos, sobre todo durante el periodo de la “Ley Seca”, fue convirtiéndose en la emborrachaduría más grande del mundo. Claro: no todo era vicio. A sus hermosas playas, riquísimas en mariscos, sobre todo la exquisita langosta, llegaron muchos hombres con el temple de los pioneros para construir no solamente la tristemente célebre hilera de cantinas que fue la avenida Revolución, sino para crear nuevas industrias que tenían el enorme aliciente de la lejanía del centro de la República y la inmediatez del mundo del dólar. Nació “la barra más grande del mundo”, en esa misma calle, y surgieron, con el tiempo, plaza de toros, hipódromo, frontón y balneario para exprimir a los “gringos”, que llegaban en manadas, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la base naval de San Diego, muy cerca en California, era el origen de miles de visitantes que llegaban dispuestos a “destramparse” en todos los vicios. Junto a mexicanos explotadores, vendedores de aguardiente que explotaban el sucio negocio de los “mexican señorritas”, surgieron grandes empresarios yanquis, que fundaron algunas fábricas y aprovecharon la cercanía de la frontera con su propio país para realizar toda clase de “negocios”, todos ellos ilícitos.
Como es natural, a esa ciudad, que crecía con la velocidad de una sucia mancha de aceite, acudían de todo el resto de la República, no solamente los pioneros de la industria y los padres del turismo, sino prostitutas en quiebra de sus atractivos personales que gastaban su organismo antes de ir a padecer en Panamá, donde los soldados estadunidenses, siempre ávidos de alcohol y todo lo indeseable. Iban a rematar sus fines de semana, y como era fatal aparecieron los explotadores de esos tristes vicios, los cantineros, los rufianes, los contrabandistas. De vez en cuando surgía una noticia triste hasta mediados del siglo XX: cientos de infelices chinos, exactamente igual que ahora, eran desembarcados en tierras bajacalifornianas para que entraran a territorio “yanqui” a esclavizarse en la construcción de las interminables vías férreas del país, donde el capitalismo llegó a su máximo esplendor, y en él sigue. Los chinos eran pasados con malas artes por túneles de los pasos fronterizos y, como un grupo de braceros mexicanos hace relativamente poco, solían morir asfixiados cuando atiborraban un camión o un carro de ferrocarril con la miserable carga humana. Tijuana nació con mala fama y aunque hay en ella mucha gente de trabajo, gente decente y las colonias de clase media y alta en las que viven han proliferado, lo cierto que al mismo tiempo se extendían las barriadas miserables en las barrancas que forman el lecho del río Tecate. Ahora de Tijuana a Rosario hay toda una variedad de comederos y bebederos y luego puede verse surgir entre el vicio y la miseria el lujo escandaloso ¿de quién creen ustedes?
Con el tiempo, Tijuana pareció, de los 80 en adelante, convertirse en una ciudad rica, productiva, industrial y turística. Pero su situación geográfica acabó por imponerse: gobernadores explotadores de todos los vicios, algunos políticos de importancia nacional, caciques atrabiliarios y grandes jefes mafiosos que extendían su imperio desde la Isla Coronado hasta las playas preciosas de Ensenada se convirtieron en los grandes señores del territorio. Junto a ellos surgían las casas, hechas a golpe de heroico trabajo, de hombres intachables, casi santos, los que llegaron del centro de la Republica, con carácter y actitud de pioneros fundadores. Hoy hay un gobierno que emanado del PAN se hace mucha propaganda, pero que ha resultado en un fiasco moral, sintetiza la realidad de Tijuana y todo el estado. Los “capos” del narcotráfico se han movido del golfo a esta ciudad que se hizo tristemente célebre desde que fue asesinado el señor Colosio. México debe rescatar a Tijuana y Baja California, ¡ahora mejor que mañana!