Margarita la quiere fácil
¬ Augusto Corro miércoles 12, Jun 2013Punto por punto
Augusto Corro
Va de cuento: un fulano iba diario al templo a pedirle a Dios que lo premiara con el gordo de la lotería. La constancia del feligrés molestó al Ser Superior que en tono amable, pero enérgico, le dijo:
“Hijo mío, si quieres ganarte la lotería, por lo menos cómprate un billete”. No se sabe si el devoto obedeció la sugerencia divina. Hay mucha gente que desea obtener beneficios sin el mayor esfuerzo físico o mental.
Es decir, que los bienes caigan del cielo sin el menor problema. Se olvida aquél refrán: a Dios rogando y con el mazo dando. O aquél dicho sobre Dios: ayúdate que yo te ayudaré.
Viene al caso, un acto público registrado recientemente en Monterrey, en el que la alcaldesa panista, Margarita Arellanes pronunció un discurso político-religioso de la siguiente manera:
“…Y Margarita Alicia Arellanes Cervantes, entrego la ciudad de Monterrey, Nuevo León, a nuestro Señor Jesucristo para que su reino de paz y bendición sea establecido… abro las puertas de este municipio a Dios como la máxima autoridad…”
¿Qué llevó a la presidenta municipal actuar tan atropelladamente, por decir lo mínimo, al mandar al diablo nuestras leyes?
Seguramente la desesperación por mantener una ciudad en paz y segura y no poder realizarlo. Pero no será con salidas fáciles como llegará la tranquilidad a la otrora Sultana del Norte.
La alcaldesa antes de encomendarse a un ente divino, debió plantear los problemas que padecen los regiomontanos a seres de carne y hueso como lo son el gobernador o autoridades superiores, que para eso fueron designadas.
Claro, en el caso del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, este ha llevado su administración en un completo caos. Por su incapacidad este si necesita la ayuda de todo mundo, no solamente la divina.
La propia Margarita no ha podido superar el desastre que dejó su antecesor, el controvertido Fernando Larrazábal y su hermano Jonás, el vendedor de quesos, metidos hasta las manitas en las extorsiones a casinos, según se señaló en su oportunidad. Como pudo, el primero logró dejar la alcaldía para transformarse en un diputado más en San Lázaro. Monterrey poco a poco fue invadido por la delincuencia organizada dividida entre narcos y casineros, que llevaron a la ciudad a calificarla como una de las más peligrosas de México.
Las bandas delincuenciales tienen azorado a Monterrey. Basta recordar la tragedia ocurrida en el Casino Royale, en la que murieron 52 personas a causa de un incendio intencional.
Así pues, la alcaldesa ya no ve lo duro sino lo tupido y en su desesperación, eso creemos, decidió irse por la libre y entregar las llaves de la ciudad a Dios, en busca de tranquilidad, que se ve difícil que llegue pronto.
En el video que circuló desde el domingo pasado, Margarita no se midió al romper esa barrera de lo político y religioso. Su gobierno debe ser laico porque así lo señalan las leyes.
El laicismo, doña Margarita, es la “doctrina que defiende la independencia del hombre, de la sociedad y del Estado de toda influencia eclesiástica o religiosa”.
¿Por qué no respetar las leyes señora alcaldesa? El Partido Acción Nacional (PAN) siempre se distinguió por sus nexos con la parte cupular del clero. Se entienden muy bien los panistas y los religiosos. A pesar de que con el ex presidente Fox y luego con Calderón esa organización política perdió su rumbo. En el presente, Acción Nacional lucha internamente por superar la derrota que sufrió en las elecciones presidenciales pasadas. Combaten grupos de todos colores y sabores: Gustavo Madero, el líder, contra el senador Ernesto Cordero. Y los ex gobernadores panistas buscan, en el fragor de la batalla, calmar los ánimos.
Ellos sí, deberían encomendarse a Dios para que los ayude a superar la crisis política que padecen, porque revivir al PAN, un cadáver político en toda la extensión de la palabra, no será fácil.