¿Y si Jesucristo fracasa?
Francisco Rodríguez miércoles 12, Jun 2013Índice político
Francisco Rodríguez
La alcaldesa de la capital de Nuevo León dimitió a su cargo el más reciente domingo y, lo peor, es que ni ella misma lo sabe.
“Y yo, Margarita Alicia Arellanes Cervantes —dijo, tras una larga y sensiblera perorata ante tres millares de evangélicos— entrego la ciudad de Monterrey… a nuestro Señor Jesucristo, para que su reino de paz y bendición sea establecido. Abro las puertas de este municipio a Dios, como la máxima autoridad”.
Tremenda tarea le echó a cuestas a Jesucristo la también militante panista —¿de qué otro partido, si no?—, quien ante sus muy evidentes incapacidades entrega la plaza a un poder divino, para algunos, mágico para otros.
Ya investido como alcalde o máxima autoridad de la ciudad regiomontana —sin que para ello mediara elección o, cuando menos, consulta pública—, Jesucristo tendrá que lidiar con los problemas de inseguridad pública, vialidad, basura, hacinamiento, precarismo, vivienda y, claro, el que mayor riesgo implica que el de mezclarse con “políticos” de la calaña de la alcaldesa.
Abogada, experta en Derecho Constitucional, Arellanes utilizó el texto de la Carta Magna cual si fuese papel higiénico y, otra vez, antepuso públicamente su fe religiosa a los deberes públicos que la obligan a respetar la laicidad del Estado mexicano.
Otra vez, en efecto, porque antes ya había sido criticada en medios de comunicación de la gran zona metropolitana de Monterrey por haber asistido a un rito católico y haber participado en él entregando ofrendas a Jesús resucitado.
Más irresponsable no podría ser la presidenta municipal Arellanes.
Y no sólo porque, pese a ya no sentirse comprometida con su controvertida administración, seguirá percibiendo los más de 155 mil pesos mensuales con los que oficialmente está inscrita en la nómina del ayuntamiento, sino porque ahora, ante cualquier fracaso, bien podría responsabilizar a Jesucristo, ¿no cree usted?
Arellanes, pues, ya no gobierna Monterrey. Ahora lo hace Jesucristo. Pero ¿qué sucederá si, como lo han hecho los últimos tres alcaldes panistas, también Jesucristo fracasa?
CABALLO DE TROYA EN EL PRI
Cuestiones más terrenales: ¡la chamaqueada que el panista Javier Lozano acaba de darle al dirigente formal del PRI, César Camacho Quiroz! Nada más ni nada menos que un caballo de Troya, en la figura del sindicato de trabajadores del IMSS, de filiación panista. Lo peor es que los verdaderos priístas, los disidentes por los malos manejos de Valdemar Gutiérrez y, ahora, de Manuel Vallejo, fueron no sólo olímpicamente ignorados, incluso prácticamente echados de las filas del tricolor.
Y es que, seguramente, alguien por ahí convenció a Camacho de que, al traerse por decreto a la dirigencia del sindicato del IMSS, el presidente Peña Nieto le pondría una estrellita.
Seguramente, también, no le contaron a Camacho que en el 2003 llevaron al PRI a Roberto Vega Galina, quien no aportó nada a ese partido y al final terminó engrosando las filas del PRD como candidato a senador.
Lo mismo pasó con el cuestionado Valdemar Gutiérrez Fragoso, a quien Beatriz Paredes recibió con bombo y platillo y festejó su aceptación como candidato plurinominal en el 2009, a lo que renunció, terminando como diputado federal en las filas del PAN y, claro, cual fuerte aliado del calderonismo.
Y esto porque, tanto Valdemar Gutiérrez Fragoso, en el 2006, y su sucesor, Manuel Vallejo Barragán, fueron impuestos mediante procesos ilegales, avalados por el fallido gobierno de Felipe Calderón, con Molinar Horcasitas y Lozano Alarcón, quien ordenó se les entregaran las correspondientes “toma de nota” sin que cumplieran los requisitos estatutarios. Todas estas han sido documentadas a través de sus respectivas demandas encontrándose en proceso a través de diferentes procesos en curso.
Ahora afilian los priístas a Manuel Vallejo, quien públicamente apoyó a Josefina Vázquez Mota para presidenta y, en el DF, a Miguel Mancera, y quien llegó al cargo de dirigente
¿Será que en “el nuevo PRI” no se han dado cuenta que el corporativismo ya no funciona y que pueden afiliar al líder, pero no a las bases que repudian a sus dirigentes?
Camacho se olvidó de los miles de trabajadores que confiaron en el cambio y, con Miguel Ángel Van Dick, dieron la cara públicamente por Peña en las pasadas elecciones, contra el Sindicato que jugó en contra de Peña, siendo sancionados por la dirigencia sindical de la cual Vallejo era parte. No hay “nuevo PRI” sigue el esquema clientelar, en el que César Camacho sacrifica a las bases trabajadoras que se la jugaron con el PRI para afiliar a un dirigencia sin militancia y sin reconocimiento por sus trabajadores.
El mismo PRI, pues. Pero chamaqueado por Lozano Alarcón, además.
Los trabajadores del IMSS, pueden olvidar sus esperanzas de justicia y democracia. Ahora a defenderse de la represión, porque nuevamente la dirigencia se alía al partido de Estado. Adiós democracia sindical.