¿Habrá quién lo defienda?
Ramón Zurita Sahagún jueves 6, Jun 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cinco meses y algunos días han transcurrido desde que se conocieron con firmeza los malos pasos como gobernante de Andrés Rafael Granier Melo, el desastre de gobierno ejecutado y la rapiña ejecutada durante su administración sexenal.
Todo se inició con su huida del estado, donde ni siquiera concluyó su mandato, luego hubo una denuncia pública, más adelante se supo de sus excesos y borracheras, acompañadas de su inmensa riqueza, detectada a través de propiedades y dinero en efectivo.
En ese tiempo se supo que el gobierno de Tabasco presentó una denuncia ante la PGR contra la administración granierista, especialmente en contra de su ex secretario de Finanzas y de quien resultara responsable del desvío de recursos y la desaparición de dinero perteneciente al erario público.
La forma tan escandalosa en que saquearon el estado provocó reacciones de indignación en todo el territorio nacional, sin que ello resultase una sorpresa, ya que desde su propia gestión se conocía de los abusos y excesos del poder por parte de Granier Melo, varios de sus colaboradores, amigos, compadres y comadres, pero también de sus hijos.
Se conocía (y se denunció públicamente) de algunos excesos que cometía Fabián Granier Calles, pero como no era servidor público, nadie dijo nada.
Era un secreto a voces que la obra pública y los principales contratos de servicios eran otorgados a familiares, amigos, compadres y eventuales prestanombres del gobernador y de sus principales colaboradores. Se supo del robo de dos cajas fuertes de una de las casas del entonces gobernador, en donde se almacenaban monedas extranjeras, centenarios y joyas, sin que el afectado presentase denuncia del hurto.
Se conocían los viajes que la cofradía de amigos de Granier Melo y el propio gobernante realizaban al extranjero y los excesos en sus fiestas.
Eso sí, se desconocía que el llamado “Químico” o “Chelo” fuese tan pretencioso para tener un guardarropa tan amplio y una colección de zapatos (400), pero si se sabía que ya no vacacionaba en Villas Marlín, de Cancún, por considerar que este condominio era demasiado modesto para su nuevo status.
Mucho de lo que pasaba en Tabasco se sabía, algunos por denuncia en medios de comunicación, otros por comunicación oral y en ellos coadyuvaban las redes sociales. El par de inundaciones padecidas en el estado, durante el sexenio de Granier Melo y la ayuda que fluyó de manera rápida y elevada, le permitió al gobernador contar con recursos económicos suficientes, aunque el resultado no fue satisfactorio.
Granier Melo pedía más y más dinero y apoyos de todo tipo, por lo que se ganó el mote del “Gober Chillón”.
Sin embargo, la jugada magistral del “Químico”, “Chelo” o “Gober Chillón”, fue la de asilarse del centro, es decir no buscar reflectores, para no fijar la atención en él, mientras hacía y deshacía a su antojo en el estado.
Por eso, para los priístas no resulta ser un personaje importante o con una militancia destacada y se puede pedir con gran facilidad su expulsión del partido.
Granier no tuvo ni tiene grupo político. Fue su amigo Humberto Mayans Canabal, quien lo condujo por la ruta de la política, trazando su propio camino hacia el gobierno estatal.
Mientras Granier Melo se divertía, compraba ropa, zapatos y propiedades, Mayans Canabal gobernaba y armaba su grupo para la sucesión gubernamental.
Seguros del compromiso pactado, uno y otro se dedicaba a sus respectivas tareas.
Con lo que no contaban ambos, es que el oscuro historial político de Humberto Domingo Mayans Canabal, en el que se consigna el uso frecuente del trapecio, sería el principal obstáculo que le impediría ser candidato del PRI al gobierno del estado.
El intento se hizo hasta el límite, llegando a presentarlo como candidato del Partido Verde en alianza con el PRI, lo que no le fue aceptado por la dirigencia del tricolor. De esa forma, se frustraron los proyectos transexenales de la mancuerna Granier-Mayans y se iniciaron los problemas para el todavía gobernador.
Generoso con sus amigos, dispendioso y poco cuidadoso, Granier Melo dejó muchos hilos sueltos, convencido de que su mentor, Humberto Domingo llegaría y le cubriría todo tipo de pillerías que fuese encontrado.
No pudo elegir al candidato y entonces maniobró para llevar a su secretario de Salud, pero se topó con la resistencia de Benito Neme Sastré, amigo y compadre del candidato presidencial y encargado de la jornada electoral en Tabasco, quien le sembró el candidato priísta a sucederlo.
Granier Melo optó por convertirse en el mecenas del abanderado del PRI, en un intento por salvarse de la quema, aunque la ciudadanía rechazó a Jesús Alí de la Torre en las urnas.
Descobijado totalmente y ante el arrollador triunfo del perredista Arturo Núñez Jiménez, Granier Melo y sus huestes hicieron el último intento para ocultar el desastre financiero de Tabasco, desapareciendo los papeles y documentos que sustentaban las finanzas estatales.
Hoy, Andrés Rafael Granier Melo se encuentra a la deriva, con un futuro sumamente oscuro, sin que ninguno de sus amigos, compadres, colaboradores, prestanombres o hasta cómplices alcen la voz en su defensa.
Amílcar Sala, Humberto Domingo Mayans, Héctor López, Beatriz Luque, Carlos Pineda y otros más, cercanos a su afecto, guardan silencio.
Qué importa que algunos de ellos fueran a los viajes a Las Vegas, Cancún, Nueva York y otros lugares más, invitados por el generoso gobernador. Eso ya se olvidó, ahora se trata de salvar cada uno su propio pellejo.
Por cierto, José Manuel Sáiz Pineda, ex secretario de Finanzas del gobierno de Tabasco, no acudió al citatorio de la Procuraduría General de Justicia de Tabasco.