En chino
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 5, Jun 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
No por sabido dejó de ser significativo que el embajador de China en México señalara con tono de denuncia que la relación de México con su país la estropeó Felipe Calderón.
En realidad, esa distancia entre México y China se originó por las visitas del Dalai Lama, líder espiritual del pueblo tibetano, a México en 2004, con Vicente Fox, y en 2011 con Calderón. Pero como que también le agarraron ojeriza a este último.
Del primero, se entiende que no supiera ni dónde queda el Pacífico, ni sepa su importancia. Pero del segundo, sólo puede suponerse que teniendo la posibilidad de recomponer una relación tan importante, no lo haya hecho por su nivel de entreguismo a Estados Unidos.
Ahora, con la administración de Enrique Peña Nieto, México y China han iniciado el relanzamiento de sus relaciones bilaterales y por ello está aquí el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, en una visita de Estado que concluye el 6 de junio.
Algo que denota todavía más la relevancia que tiene ya este encuentro entre los presidentes de ambos países, es el hecho de que se acaban de ver hace apenas dos meses, cuando Peña Nieto viajó a la ciudad de Sanya, provincia de Hainan, China. Y algo más: los dos tienen apenas unos meses de haber asumido el poder, cosa que revela el orden que tienen estos asuntos en sus agendas.
México no tiene que darle más vueltas al asunto chino, que es la segunda mayor economía después de la de Estados Unidos. Este acercamiento significa diversificación para nuestra economía, caracterizada desde siempre por su enorme dependencia de la del imperio del norte.
Pero se tiene que ser muy cuidadoso. China evidencia moverse con sagacidad en pos de un acuerdo comercial como el que tiene México con Chile. La cosa puede ayudar la diversidad, el desarrollo y la productividad del país, pero si no se tiene cuidado, podría afectar la industria nacional.
Los analistas ven a China como “la fábrica del mundo”, razón por la cual tiene un proceso de desarrollo económico acelerado que debe mantener con recursos que puede obtener de América Latina y, sobre todo, de México. Como se ve, todo depende de una negociación equitativa.
En esta historia, que va para tres sexenios, puede apreciarse con claridad la importancia de optar a veces por desarrollo material o por desarrollo político. Los dos panistas mencionados tuvieron la coartada de la dizque pluralidad y los dizque derechos humanos y sacrificaron lo primero. Esto me recuerda a Porfirio Díaz por el hecho de que él optó siempre por lo primero, porque lo segundo le parecía una cuestión “de pastelería”.
La prueba va a estar en que en octubre próximo se prevé una nueva visita del Dalai Lama y veremos que hace al respecto gobierno de Peña Nieto.