El apagón
¬ Juan Manuel Magaña lunes 3, Jun 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
El apagón analógico se hizo el martes 28 de mayo en la ciudad de Tijuana, para seguir un camino por todo el país que debe terminar en diciembre del 2015.
Se iba a realizar el 16 de abril pero se pospuso porque no había alcanzado la penetración del 90 por ciento que se estableció como condición para llevarlo a cabo.
Y se hizo finalmente sin que se cubriera a toda la población. Y eso provocó además de molestia entre quienes se quedaron sin la posibilidad de ver televisión, fuertes presiones de tipo político-electoral. El asunto es que para poder ver una señal digital la gente necesita que su televisor convencional cuente con un decodificador que permita convertir una señal análoga en una digital.
O comprarse un televisor digital como las pantallas de plasma, las planas y las de alta definición.
Según la Comisión Federal de Telecomunicaciones, en Tijuana y en las comunidades de Rosarito y Ensenada hay ni más ni menos que 400 mil familias que ven tele y la mitad lo hace en una TV analógica.
En el caso del apagón, el Estado estuvo obligado a entregar 200 mil decodificadores, pero le faltaron 14 mil, y esas fueron las familias que se quedaron sin señal y que se enojaron por el apagón.
Hay que decir que poco más allá de la mitad del siglo anterior la señal de la tele se transmitió según la norma internacional que se conoce como analógica.
El ancho de banda en cuestión es ocupado totalmente por una señal analógica -un canal- con la calidad que hasta ahora hemos apreciado en un televisor.
Con el avance tecnológico en telecomunicaciones vino una nueva norma internacional conocida como digital. Y su propia señal no solo es de calidad muy superior, sino que solo ocupa una pequeña parte del ancho de banda de la frecuencia.
El resto le sirve a un concesionario para otros negocios como telefonía, audio e internet. Es más, caben hasta seis canales en una sola frecuencia, lo que supone un gran potencial y transmisor de conocimiento.
Esta conversión llega a México bastante tarde y ya hasta le generó un costo que algunos cifran en 30 mil millones de dólares. Y solo consiste en apagar las señales analógicas, cuyas frecuencias serán devueltas al Estado y encender las digitales.
Sobre el tema corren dos versiones. Una, que por obvias razones televisa y sus aliados intentan frenar las cosas.
La otra es una corriente de opinión que señala que más allá de la posibilidad de aumento en el número y calidad de las señales televisivas, a consecuencia de la digitalización, el apagón analógico no implicará la apertura y democratización de los medios, y mejora de la cantidad de los contenidos.
Antes bien, se piensa que la erogación de recursos públicos para llevar a cabo la transición equivale a un subsidio a las televisoras, que serán las principales beneficiarias sin la necesidad de invertir recursos propios. Al país le costará 13 mil millones de pesos el asunto de los decodificadores. Hasta ahora solo se han autorizado mil 600 millones de pesos, 600 millones de los cuales ya gastaron en Baja California.