¿A qué va el Pacto por México?
Roberto Vizcaíno lunes 3, Jun 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La mesa rectora pasa rápido a ser una instancia de negociación con la sociedad civil
- Peña Nieto dijo que una vez tramitadas las reformas no tendría más vida que ser una mesa de diálogo
- Los dirigentes opositores han anulado instituciones y reglas para tramitar todo dentro del instrumento
A seis meses de haberse creado, ha sido tanto su éxito que el Pacto por México es hoy como aquellos bálsamos que vendían los merolicos en los mercados populares que servían para todo, y hasta para lavar los trastos de la cocina.
Hoy este mecanismo de acuerdos que nació formalmente el domingo 2 de diciembre en el Castillo de Chapultepec, es ya la “Gran Cocina y Rectoría” del Estado Mexicano, de la cual no sólo salen iniciativas constitucionales impensables en cualquiera de los sexenios pasados y recientes, sino que sirve para negociar y conducir los procesos electorales a la vez que comienza a operar como la ventanilla de recepción de peticiones y quejas de empresarios y otros sectores, como el de maestros y como una mesa de diálogo y concertación con la sociedad.
Así el Pacto por México se ha transformado en los hechos en el sustituto del Congreso y ha asumido funciones que le corresponden a la Secretaría de Gobernación y otras instancias.
Con el aval del presidente Enrique Peña Nieto –quien tiene sentados en esa mesa a sus titulares de Gobernación y Hacienda y a su Jefe de la Oficina de la Presidencia–, el Pacto por México ejerce las funciones de una vicepresidencia operativa. Integrada además por los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD a veces parece ser una especie de Gobierno de Coalición.
Tan es así que cada vez es más evidente que el Pacto por México requiere de presupuesto propio, de instalaciones adecuadas dónde ubicar a asesores, secretarias y darle cabida a sus integrantes, así como una oficialía de partes donde se puedan recibir todo lo que ahora de dentro y fuera del país se les quiere hacer llegar.
Prácticamente no hay sector y personaje en el país –y fuera de él–, que no haya percibido ya que ahí es donde está el futuro de los grandes asuntos nacionales. Ahí se está nada más y nada menos que rediseñando a México.
El jueves pasado, apenas unos tres días antes de cumplir sus primeros 6 meses de edad, en un hotel de Polanco los 14 gobernadores de los estados donde hoy corren los procesos electorales de este año, junto con los miembros principales de la mesa rectora del Pacto por México, anulaban a las instituciones electorales del país al convenir ahí reglas y operativos para “garantizar” que no se usarían programas sociales en beneficio de candidato alguno, y para comprometer a los mandatarios a “sacar las manos” de esos procesos.
Al hacer esto todos ellos se “brincaron”, anularon y mandaron a la basura a las leyes y normas electorales, y a las instituciones de esa área.
No acordaron ir a las instancia legales –IFE, Trife, Fepade, etc–, para que fuesen estas quienes cuidaran y sancionaran el proceso en esos 14 estados. No. Lo que hicieron todos ellos fue, en un salón de ese hotel, a puertas cerradas, es convenir otras cosas y otros pasos.
¿Cómo van ahora a ir a alguna de esas instancias si sus acuerdos “en lo oscurito” no funcionan?
Eso mismo, pero en otra área, han comenzado a hacer al recibir a dirigentes de la llamada Coordinadora de la Educación y a los del SNTE.
Eso y más hacen al recibir a los dirigentes de las cúpulas empresariales y del capital y avanzar en un decálogo de posibles acciones, compromisos y propuestas.
Una vez planteado el método, no hay más que seguirlo y fortalecerlo.
Será entonces ahí a donde todos acudan para ser escuchados respecto de la reforma energética y de la hacendaria y fiscal, que se supone son las que siguen.
De ahí y así saldrán esas reformas y las que se prevén en 95 acuerdos con que nació el Pacto, para que Senadores y Diputados las polveen y pongan un poco de crema y las lancen para ser aplicadas en el país.
NO ES PERMANENTE: PEÑA
Todo esto fue lo que puso al filo del abismo el presidente Enrique Peña Nieto en Querétaro el pasado 22 de mayo cuando en una entrevista en el noticiario de radio ‘Para Continuar’, dijo que:
“El Pacto por México es un vehículo… insisto: no es algo que esté diseñado para ser algo permanente; es un vehículo acordado por las fuerzas políticas, con una agenda determinada, con una agenda específica de temas en los que se ha comprometido la voluntad para encontrar coincidencias, puntos de acuerdo y asegurarnos que esas acciones se lleven a cabo…
“Es un mecanismo del que participan las fuerzas políticas más importantes del país, el gobierno de la República, con una definición muy clara de cuáles son los acuerdos y los objetivos de este Pacto por México”.
Una vez cumplidos los 95 acuerdos que le dieron vida, entonces pasaría a ser una mesa de diálogo entre las fuerzas políticas, y nada más, explicaría.
Y como las reformas ya tramitadas –la educativa y la de telecomunicaciones– y las que están en curso –la financiera, la energética y la hacendaria– cumplen con el 40 o 50 por ciento de los 95 acuerdos iniciales, entonces el Pacto por México podría tener –señaló–, unos seis meses más de vida, y ya.
“Este es el alcance más importante que tiene todo un paquete de iniciativas presentadas para 34 leyes diferentes, pero que tienen este objetivo, es parte de lo que venimos haciendo y creo que seguiremos avanzando para poder concretar las distintas reformas que están en el Pacto”, subrayó.
NO LE PUSE FECHA DE CADUCIDAD
Tal fue el impacto de esta declaración dentro y fuera del Pacto, que el presidente Peña Nieto tuvo que aprovechar una conferencia de prensa en Cali, Colombia, para reorientar sus dichos.
Ahí, al lado de los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos; Chile, Sebastián Piñera, y de Perú, Ollanta Humala que quizá no entendían de qué hablaba el mexicano, Peña aclaró que al señalar que el Pacto no estaba diseñado para ser permanente, no le planteó fecha ni plazo de caducidad.
Reiteró sin embargo que una vez cumplidos los 95 acuerdos iniciales, el Pacto podría dar paso a una “mesa de diálogo permanente” para distender o resolver diferencias.
“Yo no he puesto caducidad, sólo señalé que el Pacto (por México) tiene una agenda de trabajo determinada y que una vez agotada, nadie puede garantizar cuáles serán los siguientes pasos, pero se habrá demostrado que sí es posible concretar acuerdos”, insistió.
Ante la insistencia de que explicara qué futuro le veía al Pacto, el mandatario mexicano indicó que era difícil predecir el curso que seguirá este mecanismo de diálogo y concertación más allá de quedar como un importante precedente que muestra que la negociación entre fuerzas opuestas es posible en beneficio de México.
¿SERÁ?
Aún con todos estos planteamientos y antecedentes, ahora mismo hay quienes advierten que la gran prueba “de fuego” del Pacto serán las elecciones del domingo 7 de julio en 14 estados.
Uno de ellos es el coordinador de los senadores del PRD, el obsequioso procorderista-calderonista Miguel Barbosa.
Él afirma que el gobierno federal es decir Enrique Peña Nieto, debe demostrar “la suficiente voluntad política” para que se impida el uso de los programas sociales en beneficio de la promoción de candidatos del PRI
Y agrega que los gobernadores de las 14 entidades donde habrá elecciones este año “deben ser los principales promotores de un clima de entendimiento y convivencia democrática, más allá de los intereses que sus respectivos partidos puedan tener en esta elección”.
En ambos casos pareciera que Barbosa andaba en la luna durante el fin de la semana pasada y que le pasó de noche el encuentro entre los dirigentes de los partidos políticos –el del PRD, Jesús Zambrano, incluido–, con los 14 gobernadores donde se convinieron toda una serie de acciones para vigilar e impedir precisamente que se usen recursos y programas federales o estatales en beneficio de candidato alguno.
O lo que hace Barbosa es convertir el reclamo en un método de operación mediático para llamar la atención, decirles a los del pacto y los gobernadores, que los coordinadores parlamentarios también quieren ser incluidos en esas negociaciones en “lo oscurito”.
Y, acostumbrado a estirar la mano y dar el palo, señala: si las visiones locales y electorales se imponen, “se abrirá la puerta para un nuevo episodio de conflictos políticos que puede incidir, en otros espacios, en el Pacto por México. (porque) El Consejo Rector del Pacto tiene ante sí el enorme reto de exigir y contribuir a la creación de condiciones para que las elecciones del primer domingo de julio se realicen de acuerdo a normas democráticas”.
El senador del PRD consideró que el desarrollo de las campañas, las circunstancias de la jornada electoral y la calificación de los resultados de las elecciones configuran un escenario complejo para la gobernabilidad y, sobre todo, para la continuidad de un clima político propicio para la construcción de acuerdos en el seno del Pacto.
En fin, el cuento de nunca acabar. Es el intento ya avanzado de que dentro del Pacto por México se negocie lo electoral como otras muchas cosas que no le competen. Que van más allá de lo que animó su creación hace 6 meses.