La desaparición de El Jefe Diego saca en muchos “informantes” lo peor de sí mismos
¬ José Antonio López Sosa lunes 17, May 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Este fin de semana se gestó un fenómeno preocupante, nos enteramos que la noche del viernes desapareció el señor Diego Fernández de Cevallos muy cerca de su rancho en el estado de Querétaro; el hecho sin lugar a dudas representa el estado en que se encuentra el país. Hasta la redacción de esta columna no hay dato comprobado ni del paradero ni de la vida del señor Fernández.
De inmediato, en los medios de comunicación comenzó cada quién a proyectarse, se leyó y escuchó de todo, hubo quienes lo declararon muerto, quienes lo ubicaban en un hospital herido de bala, quienes aseguraban que el gobierno federal lo tenía localizado vivo y quienes también dijeron que ya se sabía de su muerte y el gobierno pretendía estudiar como dar a conocer su deceso.
Todas estas informaciones sin confirmar, representan una profunda falta de ética periodística, a menos que la fuente que dio al informante dicha noticia fuese una verdaderamente fehaciente y libre de toda especulación. En un hecho noticioso de esta índole, se despiertan pasiones que quien comunica debe contener para con cautela precisamente informar y no desinformar.
Las redes sociales como twitter se activaron contra todo pronóstico de quienes las critican, cada quien fue libre de emitir una opinión, algunas favorables informativas y otras lamentables, pero al final del día todos los ciudadanos tuvimos voz y participación en un hecho noticioso en esta red social. Se comprobó que deben manejarse con cuidado pues precisamente de twitter salió la expresión de Manuel Espino diciendo también que fuentes no confirmadas le habrían avisado del deceso de Diego Fernández, minutos después tuvo que retractarse públicamente ante el impacto mediático que esto generó.
La mayor parte de los informantes de los medios de comunicación lo hacían paralelamente en twitter, todos remitiéndose a los comunicados oficiales y a las entrevistas con gente cercana al gobierno, de ahí en fuera todo lo demás fue mera especulación que a mi parecer, sacó lo peor de sí mismos en los casos que se aventuraron a publicar informaciones y opiniones sin comprobar, ¿qué importa más?, ¿la ética o la especulación para ganar una exclusiva?
Se trata de una desaparición lamentable sin lugar a dudas, cualquier desaparición en el país es igual de grave, la única diferencia que noto es que se trata de una persona muy cercana al poder que se supone, está ampliamente protegida por el régimen, ¿qué podemos esperar los demás ciudadanos entonces?
Considero que este hecho noticioso debe analizarse por los teóricos de la comunicación y el periodismo con profundidad para acabar con el mito de las “gargantas profundas” y establecer un verdadero sentido ético a la labor de quienes informan con seriedad. En mi particular punto de vista quienes informaron de forma seria fueron Carmen Aristegui en Noticias MVS, José Cárdenas y Mario Ávila en Radio Fórmula, el portal electrónico Eje Central de Raymundo Rivapalacio, así como Federico Arreola vía twitter en su portal noticioso por internet.
Ayer domingo y hoy lunes, la “especulitis” está al máximo con esas “gargantas profundas” que se ofenden porque redes sociales como twitter les arrancaron el monopolio de la noticia y el juicio de valor, hasta hace pocos años, ellos eran precisamente los únicos con derecho a opinar en casos como este y ahora que la cosa es plural, se sienten profundamente ofendidos.
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