El columpio legislativo
¬ José Antonio López Sosa miércoles 29, May 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Los sistemas de representación popular en un sistema democrático, como el que en teoría tenemos en este país, son supuestamente el método ideal para que la voz del pueblo y la gente forme parte de las grandes decisiones nacionales en un contexto político partidista que logre insertar las necesidades de los ciudadanos -en lo general y lo particular- para de ese modo, satisfacer sus necesidades en todos los sentidos. En nuestro país, lejos de cumplirse ese cometido, se vive un fenómeno impresionante denominado columpio.
El columpio, se entiende como vivir en el Congreso, del Congreso y bajo el yugo y las órdenes de un partido político. El supuesto origen de los legisladores de ser representantes y voceros de los ciudadanos, queda totalmente cancelado con estas prácticas heredadas del viejo sistema tricolor. En los tres partidos políticos más importantes, el PRI, PAN y PRD se juega el mismo columpio, quienes concluyen período como diputados federales, buscan el Senado o la diputación local, quienes salen del Senado del mismo modo buscan una diputación federal, el objetivo es no salir del presupuesto y del Poder Legislativo, obvio, mientras no llegue un “hueso” suficientemente bueno para abandonar las filas legislativas.
En lo sucesivo, analizaremos a detalle “las listas” de cada uno de los partidos políticos, con ese ejercicio comprobaremos cómo resulta muy cómodo para los políticos, hacer carrera en el Congreso de forma personal y partidista, pero nunca interesados en el bien de sus representados (o a quien suponen representar).
Quien argumente que es falsa la teoría del columpio, deberá consultar uno de los ejemplos más significativos: Leonardo Rodríguez Alcaine, quien falleció hace algunos años. Este sujeto además de haber sido líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) por varias décadas y líder -y dueño- de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), jugó al columpio de una manera impresionante: tres veces diputado federal (dos por el Estado de México y una por el Distrito Federal), dos veces senador de la República, lo cual quiere decir que 21 años de su vida vivió del Congreso; yo me pregunto ¿qué hizo de positivo? la respuesta es clara, absolutamente nada. Del mismo modo hay ejemplos en el PAN y en el PRD, esto no se limita a un solo partido.
Para esa ruta va el senador por el PRI, Carlos Romero Deschamps.
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