La crisis blanquiazul
¬ Augusto Corro lunes 27, May 2013Punto por punto
Augusto Corro
Los panistas no logran recuperarse de su derrota en las elecciones presidenciales y hunden al partido en una lucha interna destructiva.
Se tiene la impresión que la guerra blanquiazul es de todos contra todos por apoderarse de esa organización política.
Los esfuerzos por refundar o revivir el PAN no les funcionan a sus líderes, quienes han caído en el desgaste político debido a sus pugnas. En el último enfrentamiento el líder de lo senadores panistas, Ernesto Cordero, fue destituido por el presidente del partido, Gustavo Madero.
Las diferentes corrientes políticas aprovecharon la circunstancia para fijar sus posiciones y reafirmar sus tendencias. Así, unos cuantos apoyaron a Madero, mientras la mayoría de legisladores blanquiazules se sumaron a la corriente de Cordero.
Como señalamos, la ambición de ambos grupos —maderistas y corderistas- es una sola: manejar el partido.
A esa lucha se sumará Josefina Vázquez Mota, la candidata presidencial panista, quien se alejó temporalmente de la política luego de su derrota mayúscula. Claro que al reincorporarse a la grilla, la ex candidata se destapa como una de las aspirantes a dirigente del PAN, y se ubica en la misma dimensión de Cordero.
Ambos pelearon por la candidatura presidencial y Cordero, el delfín de Calderón, fue derrotado. Esa derrota nunca pudo ser asimilada por el entonces presidente Calderón, quien decidió abandonar a su suerte a Vázquez Mota. La lucha por la dirigencia panista será interesante porque Madero y Vázquez Mota tendrán que enfrentarse a Madero.
Mientras, en el interior de la organización panista surgen las dudas del manejo de senadores y diputados blanquiazules que, sin duda, se encuentran más que divididos. El daño que le han hecho al partido es irreversible, pues una vez que llegó el divisionismo, será casi imposible erradicarlo.
CALDERON DETRÁS DEL CONFLICTO
EL PAN fue vapuleado en las elecciones presidenciales y cayó hasta el tercer lugar, precipitosamente. Inmediatamente se hicieron las operaciones de salvamento político, pero no funcionaron por todo el lastre que traía del gobierno calderonista.
Sin duda, el pésimo manejo de la administración pública durante el sexenato panista los mexicanos nos vimos obligados a enfrentar un sinnúmero de problemas graves: inseguridad, desempleo, corrupción e impunidad. Estos elementos fueron determinantes para que los electores votaran por otros partidos, menos por el PAN. La derrota en las urnas, más la ambición de Calderón por apoderarse del partido solo provocaron mayores males. El exdirigente nacional panista, Manuel Espino, afirmó que detrás del conflicto interno “están las manos sucias del ex presidente Calderón”. También manifestó que “ve al partido en el sótano y que aún están “escarbando” para irse más abajo”. Como todo mundo lo sabe, Calderón no solo gobernó México, sino que también controló a su partido: no supo o no pudo alejarse de la organización que lo llevó al poder.
También consideró que es demasiado tarde para que la dirigencia quiera quitarse la “camisa de fuerza”, que tuvo durante cinco años, sometida al poder gubernamental. De Madero, Espino manifestó que no tiene más apoyo que el de sus cuates y que su liderazgo no tiene fuerza, ni poder, menos visión de la política.
CONFLICTO ABIERTO
Lo que tiene sin dormir al líder Madero es la tormenta que desató en el Senado, donde se encuentran los calderonistas recalcitrantes. Obvio que le harán la vida pesada a su dirigente y sus acciones se conocerán conforme transcurra el tiempo. Son mayoría los senadores —32 de 38- que le deben el puesto a Calderón y ahora se sabrá hasta dónde llegarán sus muestras de agradecimiento y lealtad.
Entre los “amigos” de Calderón se encuentran el propio Cordero, Javier Lozano, el controvertido ex secretario del Trabajo; Roberto Gil Zuarth, ex secretario particular del ex presidente; así como Luisa María Calderón, hermana de Felipe; etc. Una voz en el desierto, la del senador panista Héctor Larios, llamó a sus compañeros a cerrar el conflicto por el cambio en la coordinación en la Cámara alta. Inútil exhortación. Por el momento la meta es hundir más y más al PAN.