¿Qué falta?
Ramón Zurita Sahagún viernes 24, May 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Qué es lo que falta para que el gobierno de Tabasco y la justicia procedan contra el ex gobernador Andrés Granier y de su grupo de allegados? Conforme transcurren las semanas del nuevo gobierno en Tabasco, se descubren más cosas de la desastrosa herencia dejada por la fallida administración de Andrés Rafael Granier Melo.
La lista es amplia y pasa desde una asombrosa y alta deuda pública, siguiendo con el desabasto de medicamentos, el abandono de enfermos en los últimos días de su sexenio, las carencias en hospitales, el no pago de los seguros de los trabajadores, los adeudos a proveedores, el abuso y saqueo del erario público y la misteriosa desaparición de mil 900 millones de pesos, entre otros asuntos.
Por eso, la aparición de 88 millones de pesos en efectivo, encontrados en una oficina alterna del ex secretario de Finanzas, José Sáiz Pineda, da muestras del saqueo inmisericorde al que fueron sometidas las finanzas públicas del estado.
De ser así, significa que se encontró parte del hilo conductor que llevó a la desaparición de ese dinero, del que nadie da cuenta y cuyos documentos, curiosamente, fueron robados.
En la historia de los decomisos de dinero en efectivo, solamente en la detención de personas ligadas a la delincuencia organizada se han encontrado cantidades de billetes similares o mayores a la encontrada en Tabasco.
La historia de Zhenli Ye Gon y sus más de 200 millones de dólares en efectivo, se encuentra también relacionada con la delincuencia, por lo que el caso de Tabasco, vendría siendo el único relacionado con la actividad política.
Y es que en Tabasco nadie de los ex colaboradores de Granier Melo alzó la voz para intentar defender a su ex jefe o resaltar las presuntas bondades de una administración que los ciudadanos abominan.
Humberto Mayans Canabal y Rafael González Lastra, los dos secretarios de Gobierno; José Sáiz Pineda, el hoy cuestionado secretario de Finanzas; Héctor López Peralta, secretario de Obras; Luis Felipe Graham, secretario de Salud; Beatriz Luque, secretaria de Educación (acusada de cobrar hasta tres sueldos); Paloma Rives y Yolanda Osuna, secretarias de Turismo o los tantos secretarios de Economía que desfilaron por la administración granierista, prefieren guardar silencio y no mostrarse demasiado, ante el riesgo de atraer reflectores y ser sujetos de investigación.
Mientras se confirman los abusos y el latrocinio cometido en el gobierno de Andrés R. Granier Melo y sus excesos, el ex gobernador y su familia continúan disfrutando de la inmensa fortuna lograda al amparo del poder público.
Sus propiedades, las de su familia y de sus colaboradores y prestanombres son numerosas y el lujo en ellas es simplemente grosero, que contrasta con la pobreza que padecen algunas zonas del estado que gobernó.
Lo inconcebible del asunto Granier Melo es que, en sus tiempos de gobernante, disfrutaba de las contingencias y desastres que padecía el estado y sus habitantes, ya que eso le permitía mayor acceso al dinero público, el que en muchas ocasiones no llegaba a la población que tenía que afrontar con sus propias carencias el infortunio de los elementos naturales.
Conocido como el “gober chillón”, por sus continuas peticiones lacrimógenas ante la federación, Granier Melo se comportó como un gobernante de bajo perfil, aislado de los reflectores, cuya única ambición era la de concentrar la obra pública, desviar recursos, acaparar contratos para él y su círculo cercano.
Su escaso carisma político, así como su inexperiencia en la administración pública, lo presentaban como un sujeto apocado, sin grandes ambiciones o futuro político.
Fue un candidato popular, que, incluso, se disputaban los partidos, luego de que el PRI amagara con no dejarlo pasar como candidato al gobierno del estado.
Panistas y perredistas iniciaron acercamiento con él y su círculo cercano en aquellos años de 2005 y 2006, hasta que el entonces gobernador Manuel Andrade Díaz creyó que la escasa personalidad del llamado “Chelo” le convenía para continuar manipulando la política tabasqueña, al término de su quinquenio. El engaño para los tabasqueños duró un par de años, hasta que se convencieron de que Granier Melo estaba alejado de esa personalidad que había proyectado en su etapa como químico.
Los desastres naturales mostraron la verdadera faceta del entonces gobernador y al poco tiempo se supo de sus primeros abusos y de que su círculo de gobierno estaba compuesto de parientes, compadres y amigos que lejos estaban del servicio público.
Hoy que se conoce el verdadero rostro de Andrés Rafael Granier Melo, los tabasqueños se preguntan, hasta cuándo se procederá en su contra y de sus colaboradores que contribuyeron al saqueo del erario público, al endeudamiento del estado y a burlarse de sus gobernados.
EL INTENTO DE ALÍ
No se enfriaba siquiera el cadáver de Same Yabur, muerto cuando recién había sido nombrado delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Tabasco, y ya varios personajes oriundos de esa entidad buscaban ocupar la plaza que quedaba vacante.
Uno de ellos fue el candidato priísta derrotado al gobierno estatal, Jesús Alí de la Torre, quien desde temprana hora buscó el padrino adecuado que le obsequiara el respaldo necesario para ello.
La respuesta fue contundente y negativa y Alí de la Torre se quedará esperando todavía una posición del gobierno federal que le permita su regreso al estado que rechazó en las urnas la posibilidad de ser gobernados por quien mostró su incapacidad como alcalde del ayuntamiento de Centro, donde se ubica Villahermosa, la capital del estado.