Mayor discordia panista
¬ Augusto Corro jueves 23, May 2013Punto por punto
Augusto Corro
El primer round del combate panista por apoderarse del partido lo ganó Gustavo Madero.
En el banco de una esquina Calderón quedó noqueado, por el momento.
Le dan aire para que se reponga. Mientras, los fanáticos se preparan para presenciar la revancha. ¿La habrá? Porque no es lo mismo pelear con la fuerza que da el poder presidencial que aquel que tiene cualquier hijo de vecino.
Por el momento, el conflicto en el Partido Acción Nacional se concreta en la lucha por adueñarse del partido y quienes encabezan ambos bandos son Calderón y Madero. Los pretextos para enredarse en la disputa es lo de menos: cualquier argumento es válido. Asi ha ocurrido.
Por ejemplo, en el enfrentamiento entre el senador Cordero, incondicional de Calderón, se inició porque no aceptaba los pronunciamientos del líder de su partido en materia política.
Sin embargo, todo mundo sabía que en el fondo lo que se disputa es el manejo del PAN. Como se sabe, el conflicto creció y la liga se reventó cuando Madero decidió remover a Cordero como líder de los legisladores panistas en el Senado. Se trataba de un hecho que ya se veía venir, solo se esperaba que se cumplieran los tiempos.
Terminó el periodo de sesiones y se abrió fuego.
Solo que a Madero le falló la contabilidad para alcanzar la victoria completa sobre su adversario político: la mayoría de los senadores decidieron apoyar a Cordero, no solamente por simpatía, sino porque la mayoría de ellos fueron designados por el simple y llano dedazo de Calderón. Obligados por las circunstancias no tuvieron otra opción que pagar el favor recibido y se sumaron a la causa de Cordero. El martes por la tarde, los legisladores azules tenían una cita con el dirigente de su partido para seleccionar al nuevo líder panista en el Senado. Veinticuatro senadores de un total de 38 rechazaron la invitación.
Eso no impidió que Madero designara a Jorge Luis Preciado como el nuevo pastor del rebaño panista en la Cámara alta. A estas alturas del conflicto y con la información que se cuenta, todo hace suponer que hay calma chicha, aquella que precede a la tempestad. ¿Qué sigue?
Lo que viene será un mayor divisionismo en el partido blanquiazul, porque se multiplicarán los grupos para uno y otro lado.
Ocurrirá lo mismo que llevó a la izquierda mexicana a pulverizarse: las tribus de inconformes o ambiciosos serán algo normal.
En una entrevista con el ex dirigente blanquiazul, Manuel Espino Barrientos, dijo que el relevo de Cordero en el Senado, “no responde a una decisión institucional, sesuda, orientada a mejorar el desempeño de los legisladores, sino a una medición de fuerzas que llevará a una peor crisis al partido”.
Para el ex presidente panista, el que más daño le ha hecho al PAN se llama Felipe Calderón Hinojosa; pero el dirigente más torpe que ha tenido en los últimos años es Madero, “su permisibilidad, su aptitud débil políticamente hablando, ha contribuido a que el PAN siga desviándose de sus principios”.
En fin, Cordero tendrá que agradecerle a su patrón Calderón la merma económica en su bolsillo, porque ya no manejará el presupuesto de la bancada que asciende a 17.5 millones de pesos.
Aunque como experto en finanzas sabrá repartir su sueldo que es de 121 mil 600 pesos mensuales, varias veces superior al de cualquier obrero que no alcanza los seis mil pesos mensuales, ni los ganará nunca en su vida.
Si se cumple el vaticinio de Espino, el PAN, con esta lucha intestina, se hundirá, inevitablemente.