Borrón y cuenta nueva
¬ Augusto Corro miércoles 22, May 2013Punto por punto
Augusto Corro
Cuando se pensaba que nuevos vientos de justicia recorrían Latinoamérica, otra vez vuelve a aparecer el fantasma de la ignominia.
Así, el dictador Efraín Ríos Mont, de 86 años, fue auxiliado por el máximo tribunal de justicia guatemalteco y le anuló la sentencia de 80 años de cárcel: 50 por genocida y 30 por delitos de lesa humanidad.
Al quedar sin efecto la pena, el nuevo juicio contra el general genocida se retomará como estaba el 19 de abril pasado. Ahora la interrogante se presenta sobre la condición del ex funcionario: ¿Se le ratificará la condena o se burlará de jueces?
La Corte de Constitucionalidad de Guatemala aceptó los recursos presentados por la defensa del ex dictador y ordenó retroceder su juicio hasta lo visto el 19 de abril, tras argumentar incumplimiento del debido proceso. El 10 de mayo pasado se conoció la sentencia contra el ex general Ríos Mont y la noticia fue recibida con júbilo, pues se trataba del primer caso de un ex jefe de Estado declarado culpable de genocidio en Guatemala.
El régimen del citado Ríos Mont, entre marzo de 1982 y agosto de 1983, fue uno de los más violentos de la guerra civil de 30 años (1960-96) en aquel país: el saldo fue de 200 mil muertos y desaparecidos.
Entre otras cosas, Ríos Mont fue acusado de la masacre de más de mil 771 ixiles, que supuestamente apoyaban a la guerrilla. El 13 de mayo señalamos, una vez conocida la sentencia contra el genocida, que al fin se cerraba un capítulo de la historia guatemalteca lleno de asesinatos y agresiones de la fuerza pública contra la población indefensa.
También planteamos nuestra duda sobre el cumplimiento de la ley, porque las máximas autoridades de aquel país podrían tener alguna relación con los hechos delictivos ordenados por Ríos Mont. Concretamente, el actual presidente de Guatemala, Otto Pérez Miranda, fue señalado, con suficientes testimonios, como uno de los militares que participó en la lucha cruenta contra los mayas ixiles.
Por su parte, Pérez Miranda reconoció que como militar “actuó en terreno ixil” y aseguró que nunca firmó ni ordenó ningún ataque contra esas comunidades. El actual mandatario se desempeñó con el alias de “Mayor Tito Arias”.
MURIÓ OTRO DICTADOR
El ex dictador argentino Rafael Videla murió de muerte natural, la semana pasada, en la cárcel. Fue el primer gobernante de la dictadura argentina condenado a prisión perpetua.
Como se informó, la justicia lo declaró culpable del fusilamiento de por lo menos 30 presos políticos en 1976. El año pasado un tribunal también lo condenó a 50 años de cárcel por un plan sistemático de robo de bebés, hijos de desaparecidos y perseguidos durante la dictadura.
Los genocidios y los crímenes de lesa humanidad se han registrado durante toda la historia latinoamericana en varios países. Uno de sus representantes más connotados fue el dictador Augusto Pinochet, en Chile; en Cuba a Fidel Castro.
En México, Luis Echeverría se desempeñó con las características de un dictador, cuyas influencias políticas le evitaron ser castigado con la cárcel. Los delitos que cometió durante su gestión administrativa, fueron catalogados como de lesa humanidad.
Entre otros dictadores que han sido juzgados y aún viven, se encuentran Manuel Noriega, quien cumple tres condenas de 20 años cada una por desaparición de opositores bajo su régimen (1983-89). Reynaldo Bignone, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. Fue el último gobernante de la dictadura que dejó 30 mil desaparecidos en Argentina. Luis García Meza, de Bolivia, fue enviado a prisión a cumplir con una sentencia de 30 años por su relación con narcotraficantes y por delitos cometidos luego de dar un golpe de Estado en 1980, y Gregorio Álvarez, dictador uruguayo en 1981-se encuentra preso desde 2009, condenado a 25 años de cárcel por 37 homicidios.