Los slashers nunca mueren
Cine viernes 14, May 2010Vértebras del cine
Luis Diego Hernández Romero
Más de veinte años después de que Pesadilla en la Calle del Infierno introdujera a Freddy Krueger como uno de los personajes más emblemáticos de la industria, llega el intento por resurgirlo para las nuevas generaciones, que han sabido escapar a los sórdidos sueños donde el mal lleva un guante de filosas navajas.
Actualmente, no hace falta mucha investigación para saber las líneas básicas de un argumento como el de Pesadilla en la Calle del Infierno, esto se debe a que pertenecen a la categoría slasher, un subgénero del horror que se caracteriza por tener en pantalla a un individuo trastornado dedicado a matar violentamente con la ayuda de una herramienta cortante, como un cuchillo (Psicosis) o una sierra.
Las navajas en la tradición slasher van de la mano con el personaje trasgresor, regularmente marcado por una tragedia y una condición psicopática de la que no puede escapar. Quizá el primer protagonista representativo de esta corriente, sea Leatherface, de La Masacre en Texas (1974), quien acecha a un grupo de jóvenes en una remota cabaña y cuyo más simbólico instrumento es una sierra eléctrica.
Más adelante, aparecería Halloween, de John Carpenter, película en la que aparece otro enmascarado: Michael Myers, cuya firma era el empleo de un cuchillo. Quien además, sería el fundador de las grandes franquicias slasher, teniendo un amplio número de secuelas y seguidores. Lo mismo pasaría con sus colegas sucesores de la era dorada de este subgénero, como Jason, de Viernes 13 y por supuesto Freddy Krueger.
Era de esperar que el excesivo uso de secuelas terminara por argumentos cada vez menos innovadores y planteamientos fugaces en los que solo importa “revivir” al anti-héroe y colocarlo en el buffet de adolescentes ingenuos. De ahí que este subgénero haya ido desgastando su contenido y su valor estético hasta perder toda posibilidad de participación dentro de las platinas áreas del cine. Sin embargo, esto provoca un fenómeno paralelo, que es el surgimiento del culto.
Siendo motivo de culto, el subgénero adquiere dimensiones y perspectivas distintas, pues las películas abortan el intento de innovación argumental, el cual se vuelve sumamente básico, por el papel que juega como característica fundamental para pertenecer al subgénero, es decir, brincar hacia una trama distinta podría significar salirse de la categoría, y aunque muchas veces eso indica creatividad, puede ser rechazado dentro del culto. Por lo tanto, la innovación sucede en el ámbito del tratamiento, que en este caso es el cómo y dónde de los actos violentos. Con el que se pretende provocar las reacciones más intensas a partir de los hechos más brutales, los efectos más grotescos y los temores más universales.
Sin embargo, el slasher deja una puerta abierta para la discusión sobre el sentido moralizador del cine; un tópico interminable en las disertaciones teóricas y prácticas con respecto al arte. Por un lado, la idea de la didáctica del cine, que señala el fuerte compromiso de la industria para mostrar el “buen ejemplo”; aunque por otro lado, es la imaginación, y el arte como su conducto, la manera en como el hombre puede desapegarse lo más posible de lo real, y presentar hasta un inverso de su contexto, un escape que se proyecta en pantalla cuyos límites son y serán siempre cuestionados.
Cuadro por cuadro
Brad Pitt actuará para Darren Aronofsky (Requiem por un Sueño), para la película The Tiger y narrará la historia de un tigre que ataca humanos, no de manera aleatoria, sino deliberadamente, por venganza a quienes atacaron su hogar. *** John Favreau (Iron Man) dirigirá la cinta Cowboys & Aliens, que retomará el temor de las invasiones alienígenas, pero esta vez, situada en el lejano oeste. El reparto incluirá a Daniel Craig y Harrison Ford.