¿Se atreverá Madero?
Ramón Zurita Sahagún lunes 20, May 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Será Gustavo E. Madero Muñoz un enterrador de primea línea que llevará a su partido (PAN) hacia una muerte precipitada o, cuando menos, hacia una agonía lenta?
¿Será solamente una balandronada suya la amenaza de relevar a Ernesto Cordero de la coordinación de la fracción blanquiazul en el Senado de la República o cumplirá su dicho?
Las apuestas corren en uno y otro sentido y es el propio Madero Muñoz quien deberá decidir qué hacer, ya que se encuentra dentro de sus facultades como presidente nacional de su partido definir el nombre de los coordinadores en el Congreso de la Unión y relevarlos cuando considere conveniente.
La disputa entre el coordinador de los senadores del PAN y el dirigente nacional de su partido se mantiene desde el inicio de la legislatura y se acentuó cuando Madero Muñoz presentó, a nombre de su partido, una iniciativa de reforma electoral y a los pocos días, Ernesto Cordero hizo lo propio a nombre de su fracción en el Senado de la República.
El dirigente nacional del PAN se había anotado un par de golpes espectaculares con las evidencias del pretendido uso electoral de los programas sociales y con el adéndum al Pacto por México, por lo que pretendió jalar nuevos reflectores con su reforma electoral, misma que fue bien vista por los otros partidos.
Sin embargo, entre la mayoría de los senadores de Acción Nacional priva la idea de que su dirigente se entregó de manera dócil al partido gobernante, por lo que mantienen distancia, ya que pretenden que las convergencias ocurran dentro del Poder Legislativo.
Es ampliamente sabido que cuando se decidieron los nombres de los coordinadores en la Cámara de Diputados y en el Senado, el Presidente de la República era un panista – Felipe Calderón Hinojosa- por lo que se dividieron, salomónicamente, los cargos. Uno correspondió al dirigente nacional del PAN (Cámara de Diputados), quien optó por un personaje cercano a él, Luis Alberto Villarreal. El otro fue pactado con el Ejecutivo federal, Ernesto Cordero (Senado).
La derrota en los comicios de unas semanas antes (1 de julio), fracturó a un partido que durante muchos guardó discreción sobre sus asuntos internos, los que se dirimían al interior del organismo político y una vez resueltos podían conocerse públicamente.
Sin embargo, en esta ocasión, el protocolo se encuentra roto y la ventilación pública de diferencias entre el dirigente nacional del partido y el coordinador de los senadores fue hecho por el propio presidente del PAN.
Gustavo E. Madero olvidó la regla no escrita de su partido, tanto que le fue recordada por el ex presidente Calderón: la vieja regla del PAN: los asuntos internos se ventilan internamente, le recordó Felipe Calderón a Gustavo E. Madero, en un twitt.
Para nadie es un secreto que desde que perdieron la Presidencia de la República, los panistas se encuentran en una cerrada disputa por los escasos espacios de poder que les quedaron, y que ésta se acentúa más, cuando los grupos en pugna pelean esas posiciones.
Gustavo Madero saltó a los primeros planos políticos, cuando en una jugada similar a la que pretende hacer, fue usado como relevo de Santiago Creel en la coordinación de los senadores de su partido, en los tiempos en que formaban la primera minoría de ese cuerpo legislativo.
Creel Miranda (ahora su cercano colaborador) fue relevado de la coordinación por las diferencias que mantenía con el grupo presidencial de Felipe Calderón y cuya cabeza era el entonces dirigente nacional de su partido, Germán Martínez Cázares.
En aquella ocasión no existieron filtraciones y “maderito”, como se le conocía en el Senado de la República, fue elevado al rango de coordinador de una poderosa fracción de más de 50 senadores.
Santiago Creel traía un fuerte enfrentamiento con las televisoras que lo habían borrado de sus pantallas, por lo que se consideró necesaria la renovación en la coordinación. El papel desempeñado por Gustavo E. Madero fue sumamente anodino, por lo que entró en escena un tercer coordinador, José González Morfín, quien concluyó con la legislatura de mejor forma.
La lección del pasado no pareció haberla entendido el actual dirigente nacional del PAN, quien ventila la disputa interna de su partido en los momentos más apremiantes, cuando se acercan hacia una elección en 14 estados del país, donde, además, se encuentra en juego el gobierno más emblemático para ese partido, el de Baja California.
El proceso electoral del 7 julio próximo se advierte sumamente complicado para Acción Nacional, con todo y que en sus dos principales bastiones va en alianza con otros partidos, principalmente de la izquierda.
Con todo y ello, la gubernatura de Baja California se tambalea y los principales ayuntamientos de Puebla se encuentran en duda, con todo y la coalición formada con Nueva Alianza y con el Partido de la Revolución Democrática.
En Veracruz, las cosas no parecen mejor, a pesar de que el propio Madero Muñoz asestó un duro golpe al priísmo, denunciado el supuesto uso electoral de los programas sociales. La división del panismo en dos fracciones, la que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares y la que sigue a Alejandro “Pipo” Cuevas, pone en riego las posibilidades de triunfo en las principales plazas en disputa.
En varios estados, incluido el propio Veracruz, los panistas no pudieron concretar la alianza con el PRD, por lo que se debilitan sus posibilidades de triunfos importantes.
Con todo ello, la pregunta es: ¿se atreverá Madero a relevar Cordero, y de ser así, cómo reaccionarán los senadores que en mayoría apoyan a su coordinador?