Desigualdad y crimen
¬ Juan Manuel Magaña jueves 16, May 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
El país de la desigualdad asoma por los cuatro costados.
Nos lo muestra la carestía cotidiana, lo imposible que es para la mayoría ascender económicamente, así como la corrupción en Pemex y el dinero que Televisa no paga al fisco, por extensión lo hace el resto de los magnates de México. Leo un informe del Banco Mundial sobre Movilidad Económica y Crecimiento de la Clase Media en América Latina, que dice que entre 2000 y 2008 sólo dos de cada 10 mexicanos lograron ascender al nivel socioeconómico superior al que se encontraban. O sea, ocho no pudieron.
Se dice que ese dato coloca a México muy por debajo de la media latinoamericana, según la cual 43 de cada cien personas transitaron a un nivel socioeconómico prácticamente superior y apenas por encima de Nicaragua y Guatemala, naciones caracterizadas por sus profundos rezagos sociales e institucionales.
A esos ocho de cada diez mexicanos se les puede ver a diario en las calles haciendo un gran esfuerzo para salir adelante con sus aumentos salariales exiguos o sin empleo frente a los precios que se les vienen encima. A los otros dos de cada diez nos podemos imaginar quiénes son y dónde están.
Ahora que con el calderonista César Nava quedó oficialmente evidenciada la corrupción en Pemex es posible saber de algunos que en ese lapso de 2000 a 2009 sí se movieron como de rayo para cambiar de status económico (digo oficialmente porque lo que supimos de Juan Camilo Mouriño, aunque fue un descaro no dejó de ser extraoficial).
Para saber a quiénes me refiero basta recordar el libro Camisas azules, manos negras: el saqueo de Pemex desde Los Pinos, de la reportera Ana Lilia Pérez, publicado en 2010 por Grijalbo Mondadori.
Cito: “Entre diciembre de 2000 y 2009, de manera directa o a través de sus emisarios, Vicente Fox Quesada, Marta Sahagún y sus hijos Manuel y Jorge Bribiesca, Felipe Calderón Hinojosa, César Nava Vázquez, Juan Camilo Mouriño, Juan Bueno Torio, Jorge Nordhausen, Diego Fernández de Cevallos, Francisco Barrio Terrazas, Eduardo Romero Ramos, Rosendo Villarreal, Jesús Reyes Heroles, Raúl Muñoz Léos, Luis Ramírez Corzo, Carlos Morales Gil, Rafael Beverido Lomelín, Néstor García Reza, entre otros personajes, incluido el temible Guillermo González Calderoni, protector y socio de los cárteles de Juárez y del Golfo, cruzaron el umbral del edificio corporativo en Marina Nacional en busca de jugosos negocios. Muchos de ellos trascendieron en escándalo. En todos privó la impunidad”.
Otro es el señor Azcárraga que con su Grupo Televisa logró que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) le condonara un crédito fiscal cercano a 3 mil 334 millones de pesos. A cambio, la televisora debió pagar sólo 10 por ciento de esa deuda y desistirse de un juicio de nulidad que promovió contra el fisco desde 2011, para acogerse a los beneficios, según reportó a la Bolsa Mexicana de Valores.
Decía su padre, el famoso Tigre, que este es y será un país de jodidos. Y está visto que no se equivocó. Ahí está el informe del Banco Mundial sobre el status inmutable de los amolados, mientras los enormes privilegios generan día a día una vergonzosa concentración de la riqueza. Y claro, para que aquello siga inmutable la televisión del junior ya no ha creído que baste con dar a la gente entretenimiento como hacía su padre, sino que francamente hay que apendejarla como aprendió con Fox, Calderón y Elba Esther.
¿Qué le pasó al país si durante buena parte del siglo pasado se caracterizó por su gran movilidad social en el mundo?
La Revolución le dio una suerte de Estado benefactor, creado por los priístas que luego ellos mismos destruyeron con la sobrada contribución del PAN. La pregunta es ahora qué van a hacer con tamaño de problema.