Culpable
¬ Augusto Corro lunes 13, May 2013Punto por punto
Augusto Corro
Con esta palabra concluyó un juicio contra el ex dictador guatemalteco, Efraín Ríos Montt. Luego, la juez lo condenó a 80 años de prisión, el viernes pasado.
Se cerró de esa manera un capítulo de la historia lleno de asesinatos y agresiones de la fuerza pública contra los indígenas, en las que perecieron, por lo menos, 200 mil personas, en una guerra civil entre 1960-96.
En particular, el juicio contra Ríos Montt se centró en la masacre de mil 771 miembros de la etnia maya-ixil durante su gobierno entre 1982-83, con el pretexto de que estos últimos apoyaban a la guerrilla.
En síntesis, Ríos Montt, de 86 años, fue sentenciado a purgar 50 años de prisión por genocidio y 30 por delitos de lesa humanidad.
La juez Yazmín Barrios ordenó la inmediata detención “por la naturaleza de los delitos” y el ingreso directamente a prisión del ex sátrapa.
El juicio a Ríos Montt estuvo lleno de presiones por parte de las autoridades a tal grado que se dudó de la justicia.
RENAUDARON EL JUICIO
Sin embargo, después de detener el proceso penal, la juez regresó con mayor ímpetu para sentenciar al ex dictador genocida. El delito de genocidio quedó comprobado se efectuó contra la etnia maya ixil, que fue víctima asesinatos, torturas, degradación, violaciones masivas, desplazamientos forzoso y traslado de niños de un grupo a otro.
El juicio es histórico porque se procesó y condenó a un ex gobernante en un país, donde la justicia no es moneda común, y los militares tienen la manera de manejar la justicia a su antojo. No fue fácil enjuiciar a Ríos Montt, debido a que el propio presidente guatemalteco, Otto Pérez Miranda, fue señalado, con suficientes testimonios, de su participación en la lucha cruenta contra los mayas –ixiles. El mandatario reconoció que como militar “actuó en terreno ixil” y aseguró que nunca firmó ni ordenó ningún ataque contra esas comunidades. Pérez Miranda se desempeñó en esa “guerra” con el alias de “Mayor Tito Arias” porque estaban autorizados para hacerlo.
LA SENTENCIA
Cuando escuchó su sentencia, Ríos Montt, estupefacto, no lo podía creer. Intentó salir del juzgado para irse a su casa, pero la voz enérgica de la juez Yazmín Barrios ordenó a la cárcel. Terminó así un episodio más de injusticias.
Al conocer el veredicto, alrededor de mil personas presentes comenzaron a cantar al unísono: “sólo queremos ser humanos”, en maya y en español.
Los indígenas guatemaltecos y las organizaciones no gubernamentales celebraron la condena contra Ríos Montt, porque nadie, ni siquiera un ex jefe de Estado, está por encima de la ley cuando se trata de cometer genocidio. Desde siglo atrás, las razas mesoamericanas han sido víctimas del poder y la ambición de sujetos como Ríos Montt. Ojalá que lo ocurrido en Guatemala sirva como ejemplo para enderezar la justicia a favor de las etnias en otras partes de Latinoamérica.
Contra viento y marea las autoridades guatemaltecas se empeñaron en enjuiciar a Ríos Montt y lo lograron. Ojalá y este ejemplo de aplicación de la justicia sirva para que terminen las agresiones de la fuerza pública contra las etnias.
Por lo pronto, Ríos Montt ya lleva tres noches que duerme en la cárcel. Se hizo justicia. La pregunta obligada: ¿el sátrapa actuó solo?
PUNTOS SUSPENSIVOS… Es increíble la irresponsabilidad de las autoridades capitalinas que autorizaron varias avenidas para uso exclusivo de 5 mil motociclistas, en horas pico de la precontingencia ambiental. ¿Quién está interesado en dañar la salud de los habitantes del Distrito Federal?