Agresiones contra periodistas
¬ Augusto Corro lunes 6, May 2013Punto por punto
Augusto Corro
En el contexto del Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) volvemos a tener una cifra de más periodistas asesinados.
Por ejemplo, la Cámara de Diputados registró 91 comunicadores muertos, 13 desaparecidos y 54 agredidos.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos documento 39 atentados en contra de instalaciones de medios de comunicación. Los datos corresponden al periodo comprendido entre el 2000 y la fecha.
Cabe hacer notar que la información sobre los periodistas victimados varía porque no hay un registro oficial.
LA PROTECCIÓN
Simplemente, en el sexenio de Calderón se disparó el número de comunicadores ultimados en diferentes lugares del país. Cada vez que muere un periodista se exige una política adecuada para proteger a los comunicadores, pero ésta nunca ha llegado.
Algunos grupos de organizaciones no gubernamentales y las propias autoridades se pronuncian contra los crímenes y sus autores, pero sin alcanzar resultado positivo alguno.
En México, considerado como uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, la muerte de un comunicador se ve como un hecho más en la espiral de violencia que se vive el país.
A lo anterior debe agregarse la corrupción e impunidad que rodean las agresiones que padecen los periodistas.
El estado de Veracruz es el ejemplo de que las autoridades se niegan a investigar a fondo los crímenes contra los comunicadores. Tal es el caso de Regina Martínez, corresponsal de “Proceso”, cuyo asesinato sigue sin aclararse.
También las autoridades veracruzanas se han distinguido por la persecución contra los representantes de los medios que se han visto obligados a abandonar el estado, ante el temor de sufrir daño físico.
LOS AGRESORES
Entre los agresores a los comunicadores se encuentran los caciques de los pueblos, las agrupaciones paramilitares y los propios integrantes de los cárteles de las drogas. A raíz de la guerra contra la delincuencia organizada, ésta decidió presionar a los medios y sus representantes con la muerte, levantamientos y atentados a sus instalaciones.
En algunas ciudades del norte de México la libertad de expresión ha sido anulada. Los propios periodistas decidieron autocensurarse para evitar las represalias de los cárteles de la droga.
En ese sentido, optaron por no publicar los casos de crímenes realizados por la delincuencia organizada.
La sociedad no tiene manera de estar informada, a menos de que conozca las noticias por medio de las redes sociales, en las que también se empiezan a sentir las represiones de los criminales.
La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) difundió el viernes pasado una relación de depredadores de la libertad de información en nuestro país, en la que incluye a Miguel Ángel Treviño Morales, Z40, y al cártel de “Los Zetas”.
JUSTICIA
De los hechos cometidos contra los periodistas y los medios, menos del cuatro por ciento terminaron en sentencias condenatorias. Esa impunidad ha provocado que la delincuencia actúe con la idea de que nunca será castigada por sus fechorías, incluidas las muertes y desapariciones de los comunicadores.
En el presente, las autoridades están obligadas a empeñarse en la protección a los periodistas que son amenazados por los enemigos de la libertad de expresión y el derecho a la información.
El elevado número de periodistas sacrificados en México no ha ocurrido en otra guerra sucedida en el mundo en los últimos tiempos. De ahí, que se eleve el clamor de justicia para las víctimas del periodismo que han caído en el cumplimiento de su deber.