La crisis de Guerrero
Ramón Zurita Sahagún lunes 29, Abr 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
17 campesinos muertos y 23 heridos fue el resultado de una crisis de gobierno que permitió que Ángel Aguirre Rivero se convirtiera en gobernador sustituto de Guerrero y concluyera el sexenio para el que fuese electo Rubén Figueroa Alcocer. Fue el epílogo de una mala gestión gubernamental del entonces mandatario, que dejó como resultado esa masacre, complicaciones al por mayor, la casi extinción de su grupo político y el alejamiento del afecto de su compadre, el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Aguirre Rivero surgió como un bálsamo reconfortante en un estado convulsionado que durante décadas ha enfrentado masacres de todo tipo, cacicazgos, pobreza, rezagos, malos gobernantes y el surgimiento de grupos guerrilleros. El estado se significó en el pasado por la proliferación de grupos paramilitares y guerrilleros y hoy parece retomar esa misma ruta.
Graco Ramírez Garrido, gobernador de Morelos y militante del mismo partido que Aguirre Rivero, alertó sobre la posibilidad de que la revuelta magisterial se encuentre infiltrada por la guerrilla o grupos similares.
Desde la década de los sesenta, la presencia de grupos guerrilleros en La zona de la Montaña alertó a los gobiernos de aquellos años que ejerció la represión, para la desaparición de esos grupos.
Las míticas figuras de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos se mantienen como íconos de esas luchas.
Guerrero es una entidad en la que sus habitantes se identifican plenamente con el nombre de su estado y donde la violencia es una de sus características principales. Contando con uno de los principales destinos turísticos del país (durante años fue el más importante), también tiene zonas sumamente marginadas, en las que la pobreza y el abandono de las autoridades no han doblado el orgullo y valentía de sus habitantes. Sus gobernantes no han sido de lo mejor y la bravura se refleja constantemente, como ahora lo hacen los profesores integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Durante un largo período de la etapa moderna del país, los gobernadores de Guerrero, electos en las urnas, no lograban terminar con sus períodos, ya que por razones distintas eran depuestos.
Alejandro Gómez Maganda, Raúl Caballero Aburto y Caritino Maldonado, fueron algunos ejemplos de personajes que como Figueroa Alcocer, no lograron terminar con sus respectivas gestiones.
Pero la violencia siempre se ha mantenido presente en el estado.
Son varios los gobernantes que han sido acusados como represores y que han enfrentado denuncias por masacres: Durante la época de gobierno de Caballero Aburto, el asesinato de estudiantes llevó a la desaparición de poderes.
En tiempos de Raymundo Abarca Calderón se produjo la matanza de copreros y al propio gobernante se le acusó de fraguar el asesinato del “Rey Lopitos” y fueron los tiempos de mayor activismo de Genaro Vázquez Rojas y Lucio cabañas. La muerte del entonces gobernador Caritino Maldonado siempre generó sospechas.
Israel Nogueda Otero, gobernador sustituto, designado a la muerte de Maldonado, es depuesto luego de que su gobierno entrara en un estado de efervescencia política y social, agravándose los movimientos de oposición de los guerrilleros Lucio Cabañas encabezando al Partido de los Pobres y Genaro Vázquez Rojas, produciéndose dos secuestros por parte de la guerrilla, primero al entonces rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Jaime Castrejón en 1971[2] Por otro lado, Lucio Cabañas ejecuta el secuestro del senador Rubén Figueroa Figueroa a finales de su periodo de gobierno.
El 31 de enero de 1975, a dos meses de que Rubén Figueroa Figueroa ocupara el gobierno de Guerrero, Nogueda Otero es denunciado ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión por un grupo de campesinos de Alta Icacos en Acapulco por fraude en la supuesta venta de ejidos y terrenos, por lo que se decretó por séptima ocasión en la historia política del estado de Guerrero la desaparición de poderes.
Dicho dictamen fue aceptado por unanimidad, por lo que de igual manera, se dictó una orden de aprehensión en contra de Nogueda Otero.
Durante el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu se produjo un hecho singular, ya que en uno de sus informes de gobierno, se gestó la intervención del Ejército para blindar la capital del estado, Chilpancingo, ante las posibilidades de una revuelta.
Ahora, Ángel Aguirre Rivero corta por lo sano y ante la situación de inestabilidad que se vive en el estado, principalmente en la capital, opta por suspender el informe de gobierno, para no recurrir a aquellos sistemas de la época de Ruiz Massieu. El gobernador de Guerrero vive una especie de regresión al pasado y se encuentra bajo fuego, sin hallar el método que lo lleve a devolver la paz y tranquilidad a la entidad que dice gobernar.
SENADORES CUESTIONADOS
La designación de los cinco senadores que representarán a la Cámara alta en la Cocopa causó desconcierto, por considerarse que no reúnen los atributos y perfiles para formar parte de ella. Es cierto que pertenecen a ese cuerpo legislativo y esa es una realidad simple que justificaría su presencia, pero los cuestionamientos tienen su razón de ser. Tres de esos senadores representan al estado de Chiapas, sede del conflicto surgido en 1994, aunque dos de ellos son hijos de ex gobernadores que mantuvieron enfrentamientos con el EZLN. Se trata de Roberto Albores Gleason, hijo de Roberto Albores Guillén y Zoé Robledo Aburto, hijo de Eduardo Robledo Rincón. El otro es Luis Armando Melgar. Los otros dos integrantes son las senadoras Luisa María Calderón, hermana del ex presidente Felipe Calderón y la deportista Ana Gabriela Guevara.