El mal fario michoacano
Ramón Zurita Sahagún miércoles 24, Abr 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Por diversos motivos, existen estados en los que los gobernantes no pueden terminar en tiempo con las administraciones para las que fueron electos.
Las razones son amplias y pasan por lo político, estado de salud o simple aversión hacia el gobernante en turno.
Michoacán es una de esas entidades, en las que los gobernantes son removidos con gran constancia, provocando malestar en una población que sufre atrasos terribles. Siendo una de las principales entidades expulsoras de mano de obra hacia el extranjero y estado natal de dos presidentes de la República, en Michoacán se presentan fenómenos terribles y conviven, sin rubor alguno, riqueza y pobreza y se mantienen cacicazgos políticos no reconocidos del todo.
Pero es en el aspecto político donde el mal fario michoacano se presenta con gran frecuencia.
Siendo cuna de personajes políticos relevantes, los abruma la mala suerte con sus gobernantes, los que por ineptitud, crecimiento político o ambiciones personales, regularmente son relevados del cargo para el que fueron electos.
No es el caso actual del gobernador electo Fausto Vallejo Figueroa, quien por enfermedad y a su pesar fue relevado por la figura de un gobernador interino que resultó ser su secretario de Gobierno, Jesús Reyna.
Fausto Vallejo trató de aferrase al cargo, aunque la realidad es que su enfermedad requiere de ser atendida a conciencia y sus constantes ausencias del gobierno obligaron a la licencia solicitada de tres meses.
Y es que Fausto esperó por muchos años la opción de competir por el gobierno estatal, luego de que su refugio o premio de consolación fuese por cuatro ocasiones la presidencia municipal de Morelia.
Con la ausencia de Fausto Vallejo y la subida al gobierno estatal de Jesús Reyna, los michoacanos regresan a los tiempos en que veían ir y venir a gobernantes al por mayor.
Es cierto que los dos mandatarios anteriores a Fausto consiguieron terminar en tiempo con sus gobiernos, pero también lo es que han sido los dos únicos que no llegaron con las siglas del PRI detrás de ellos.
Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, postulados ambos por el Partido de la Revolución Democrática, concluyeron en tiempo y forma con sus administraciones, como también lo hizo Víctor Manuel Tinoco Rubí, quien cedió el gobierno a la izquierda.
Antes de ellos y remontándonos a la década de los 60, Cuando Carlos Gálvez Betancourt fue electo gobernador para un período de seis años (68-74) quedó inconcluso, ya que en 1970 optó por su crecimiento político y se integró al gobierno federal, mediante la dirección del Seguro Social y la Secretaría del Trabajo, más adelante.
Fue relevado por Servando Chávez Hernández, un joven de 34 años que fungió como gobernador por cuatro años.
Carlos Torres Manzo fue electo por seis años y los cumplió, ya que para él fue a la inversa, pues venía de ser secretario de Comercio en la administración pública federal.
Seis años después llegó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, todavía bajo las siglas del PRI y concretó los seis años de su gobierno.
Después de ello vino el caos, Luis Martínez Villicaña, quien dejó la titularidad de la Secretaría de la Reforma Agraria, para aceptar la candidatura del PRI al gobierno michoacano.
Un par de años duró su gestión, ya que por motivos políticos fue relevado del cargo, dejándolo en manos de Genovevo Figueroa Zamudio, mentor político de Fausto Vallejo.
Eduardo Villaseñor Peña fue electo gobernador, postulado por el PRI, aunque su elección fue sumamente cuestionada, por lo que duró solamente 21 días en el cargo, para el que fue seleccionado como emergente Ausencio Chávez Hernández, hermano del otro interino de los años 70, Servando Chávez. Servando consiguió gobernar casi cinco años, aunque se hicieron necesarios nuevos comicios, en los que participó y ganó el candidato del PRI, Víctor Manuel Tinoco Rubí, luego de que el gobernador electo en las urnas, Eduardo Villaseñor, muriera en un accidente de tránsito.
Ese proceso electoral fue curioso, ya que en ese 1997 participó como candidato del PAN un joven que nueve años después sería Presidente de la República.
Felipe Calderón Hinojosa fue relegado al tercer sitio en las preferencias electorales en Michoacán, detrás del ganador Tinoco Rubí y del perredista Cristóbal Arias Solís.
Desde 1970 a la fecha, un padre, Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo, Lázaro Cárdenas, gobernaron la entidad, por la vía del sufragio directo en las urnas.
Un par de hermanos, Servando y Ausencio Chávez lo hicieron como gobernadores interinos y sustitutos. El primero ante el crecimiento político del gobernador electo en las urnas, y el otro, ante el caos imperante que provenía de una elección complicada.
Tío y sobrino también han gobernado la entidad, pues Genovevo Figueroa Zamudio lo hizo de manera interina ante el cese, disfrazado de invitación al gobierno federal, de Luis Martínez Villicaña y el otro por la vía directa del voto ciudadano.
Como se advierte, en Michoacán los gobernantes se mueven al vaivén del gobierno federal o de las ambiciones personales de sus propios gobernantes.