El gran reto
Ramón Zurita Sahagún martes 23, Abr 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Uno de los grandes retos de los partidos opositores del PRI será el mostrar el próximo 7 de julio que siguen siendo una opción para los ciudadanos.
Después de los resultados electorales del pasado 1 de julio, los partidos de la Revolución Democrática y Acción Nacional deberán confirmar que su presencia continua siendo nacional y no limitada a ciertas zonas del país.
Para el Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo, la situación se dificulta, ya que solamente en coalición de todas las organizaciones de izquierda logran victorias significativas.
Nueva Alianza tendrá su primera aventura electoral sin la guía de su fundadora, la profesora Elba Esther Gordillo, presa en uno de los penales del Distrito Federal.
El Partido Verde, como desde hace más de una década irá en alianza con el partido tricolor, por lo que se conforma con las migajas que éste le deja.
Para los priístas, el reto es mostrar que están de regreso y aunque son tiempos distintos, puede mantener la mayoría a nivel nacional y ganar las principales posiciones en disputa.
Sin embargo, para el PAN y PRD se advierte que la elección del 7 de julio será definitoria de varias situaciones.
La primera de ellas será mostrar si sirven o no las alianzas entre el principal partido de la izquierda y el de la derecha y si las mismas tienen futuro.
Hace tres años, esa combinación permitió los triunfos en los gobiernos estatales de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, aunque en ellos influyó también el que los priístas pusieron candidatos sumamente cuestionables y la ciudadanía les mostró su repudio en las urnas.
Fueron varios los estados en los que la izquierda apostó a la alianza con la derecha, sin que ello redituara siempre en victorias, aunque con las tres logradas dejaron en claro que sí eran valiosas.
En esta ocasión, panistas y perredistas intentaron consolidar las alianzas en los 14 estados en los que habrá comicios, sin conseguirlo finalmente.
La alcanzaron en solamente siete: Baja California (con elección de gobernador), Puebla, Oaxaca y Sinaloa (estados gobernados por la coalición), Quintana Roo, Zacatecas y Aguascalientes.
Contrario a ello fueron los estados de Veracruz, Coahuila, Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Tlaxcala e Hidalgo, donde tanto Acción Nacional como el de la Revolución Democrática irán cada uno por su lado.
Los resultados electorales que se advierten para esos partidos no son lo halagüeño que algunos consideran.
Es cierto que la elección por el gobierno de Baja California es, hasta el momento, un volado, ya que los dos contendientes, el panista Francisco Vega y el priísta Fernando Castro, muestran números similares en las encuestas y será conforme se acerque la fecha del proceso electoral cuando se despejen algunas dudas con respecto a las preferencias en las urnas.
En Puebla y Oaxaca, la alianza puede obtener números significativos y en menor manera en Sinaloa, donde el gobierno de Mario López Valdez es un desastre total.
Aguascalientes es un estado que hasta tres años era gobernado por el PAN; pero donde la izquierda tiene poca representatividad, tan escasa que sus militantes destacados optan por buscar posiciones por otras entidades o buscar la representación proporcional.
Quintana Roo es un estado en el que la izquierda gobierna el principal ayuntamiento (Benito Juárez), pero con malos resultados para la población.
En las otras entidades, poco es lo que podrían obtener panistas y perredistas en la disputa por los municipios importantes y el los espacios en el Congreso estatal.
Chihuahua ya fue gobernado por el PAN en una ocasión, con tan malos resultados que la ciudadanía optó por devolver al PRI el control del estado.
Tlaxcala fue gobernada por panistas y perredistas, que lo hicieron tan mal como el actual gobernador Mariano González.
Zacatecas disfrutó de dos gobiernos de la izquierda, el de Ricardo Monreal, considerado exitoso y el de Amalia García, envuelto en controversias de todo tipo, por lo que Miguel Alonso transita en un mar de tranquilidad, sin que nadie se apure o vuelva los ojos hacia esa entidad.
Durango, es una entidad en la que panistas y perredistas han intentado, sin éxito, arrancarla de las manos del PRI en diversas ocasiones.
Tamaulipas y Coahuila, han conocido de triunfos panistas y perredistas en las principales poblaciones, las mismas que hoy son asediadas por la delincuencia organizada, sin que los gobiernos priistas de Egidio Torre o Rubén Moreira pudieran hacer algo para erradicarla. En Hidalgo se intentó, mediante una de las coaliciones de izquierda y derecha arrebatar la plaza al PRI, sin conseguirlo, por lo que se advierte difícil que ahora logren algo, cuando marcha cada quien por su lado.
Veracruz es un estado en que perredistas y panistas intentaron consolidar su alianza, aunque finalmente se cayó de último momento y unos y otros irán solos en la disputa por los más de 200 ayuntamientos del estado y el Congreso estatal.
En el pasado reciente, los panistas gobernaron varios de los principales ayuntamientos y los perredistas lo hicieron en poblaciones importantes como la capital estatal (Xalapa) y Coatzacoalcos.
La batalla electoral ya inició y ahora tocará a los partidos mostrar si es cierto que pueden convivir de acuerdo a los métodos democráticos o si todavía se desenvuelven, alguno de ellos, en los ámbitos de la descalificación, las denuncias y acusaciones sin sustento que únicamente buscan el efecto mediático y mostrar que son incapaces de convencer a los ciudadanos de que son realmente una opción democrática que busca el bienestar del pueblo y no el poder para usufructo personal o de grupos.