El 2006 al revés
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 17, Abr 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Las elecciones en Venezuela están resultando ser algo así como un 2006 mexicano al revés.
El candidato oficial Nicolás Maduro es presunto ganador por una exigua ventaja, recibe su constancia de mayoría y el Consejo Nacional Electoral (el IFE de allá) se toma con prisa su proclamación como triunfo en la contienda.
Según las últimas cifras oficiales, con 99.17 por ciento de las actas, son 7 millones 559 mil 349 votos (50.75 por ciento) para Maduro y 7 millones 296 mil 876 (48.98) para Capriles. Una diferencia de 262 mil 473 votos (1.77), que puede variar ligeramente con los sufragios de los 100 mil ciudadanos que residen en el exterior.
Frente a esto, el opositor de derecha Henrique Capriles rechaza los resultados oficiales, pide voto por voto y convoca a protestas en las calles, mientras sus partidarios hacen sonar sus cacerolas por la noche. El ganador, reconocido ya por varios países, entre ellos México, advierte que “quien pretenda vulnerar la mayoría en democracia está dando o llamando a un golpe de Estado”.
Es la misma película que vimos cuando Fox y los poderes formales e informales, entre éstos la televisión, sentaron en el poder a Felipe Calderón, candidato de la derecha, en detrimento del rival de izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Tanto Fox como Calderón dijeron entonces al Peje: usted será responsable de la violencia y de los muertos, y éste no tuvo de otra que encauzar un movimiento que no rompiera un solo vidrio, pero al que de todos modos acusaron de “violento” y “radical”.
Acá el fraude fue tan palpable que no hubo jabón alguno, ni ninguna de sus desatinadas acciones, que pudiera quitarle a Calderón la mancha de lo ilegítimo, lo “espurio”.
Y ahora los de la derecha le dicen así a Nicolás Maduro, “espurio”, que se defiende con la denuncia de que está en camino “un intento de desconocimiento de las instituciones democráticas”.
Y son los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos los que allá sí, pero en nuestro caso no, han respaldado la exigencia de un recuento voto por voto que el IFE de allá rechaza porque “representa un claro acto injerencista que busca intervenir la soberanía nacional”.
Maduro suelta contra la oposición palabras con las que aquí fue descalificada la protesta del Pêje: “la democracia y el sistema electoral sólo sirven cuando ellos ganan”. Ahora Venezuela es un país polarizado después de las presidenciales. Y sólo falta saber si de veras hay razón para pensar o no en un fraude.
Qué difícil, sobre todo cuando ayer las marchas de protesta arrojaban siete muertos, cosa que aquí no sucedió.