Michoacán y Guerrero, en crisis de gobierno
¬ Augusto Corro jueves 11, Abr 2013Punto por punto
Augusto Corro
Primero es la salud, después lo que venga; porque sin salud no se puede hacer nada… menos gobernar.
En esas condiciones se encuentra el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, aquejado por una enfermedad que lo obliga a abandonar transitoriamente su cargo. Es la segunda ocasión que lo hace. Esta vez el funcionario se someterá a una intervención quirúrgica. El mal que lo aqueja aún no se ha revelado.
Ahora es importante saber si Vallejo Figueroa tendrá las fuerzas suficientes para terminar su gestión administrativa. En las altas esferas de la política seguramente ya se analiza la situación que priva en la tierra de Tata Lázaro.
Michoacán tiene muchos años de vivir bajo el signo de la inseguridad. Es decir desde que le cayó la maldición de Calderón. Como usted recordará, en el 2006 ese bello estado sufrió, como pocos, las consecuencias de la guerra del gobierno panista contra la delincuencia organizada. La lucha ha sido encarnizada y en el presente no se sabe qué es lo que ocurre realmente. Al principio se pensó que “La Familia Michoacana” había sido aniquilada, pero no resultó así. Con las incursiones de las policías para combatir a la delincuencia se registró a algo parecido a una poda, los ataques a la mencionada familia terminaron con el surgimiento de un nuevo grupo delictivo: “Los Caballeros Templarios”.
Además, por su situación estratégica, la mencionada entidad también es peleada por otros cárteles, incluidos Los Zetas y los narcos del Golfo, entre otros.
Todos en bola o cada quien por su lado, los cárteles de la droga sentaron sus reales en Michoacán y ya son más de seis años que los michoacanos no saben de paz y tranquilidad. A los problemas mencionados se deben añadir los conflictos de maestros, etnias, etc. No son fáciles de resolver y necesitan la atención de un gobernador de tiempo completo. Vallejo Figueroa no se encuentra imposibilitado de hacerlo, de cumplir cabalmente con su responsabilidad, como se lo exigen las actividades políticas y sociales.
Con un cúmulo de asuntos por resolver, Michoacán no se puede dar el lujo de tener a su mandatario enfermo. ¿Qué les espera a los michoacanos? El secretario estatal de gobierno, Jesús Reyna García, dijo textualmente, en rueda de prensa, que ante la ausencia de Vallejo Figueroa él se encargaría del despacho y que no sabía con certeza cuándo podría estar de regreso su jefe.
Luego se adornó con una frase que lo llevó al surrealismo: “aunque físicamente Vallejo Figueroa no se encuentra, sí está presente en acciones de gobierno”. ¿O sea? Que correrán ríos de tinta sobre el tema.
OTRO GOBER EN LA MIRA
A quien le cae una tormenta en su milpa es al gobernador de Guerrero, Angel Aguirre, quien la verdad sea dicha no ha podido con el paquete, el puesto le quedó muy grande. Así lo demuestra su cadena de errores como mandatario estatal. Los problemas se le multiplicaron como plagas y solo ha demostrado una incompetencia total para resolverlos. Todo asunto que le ha llegado le truena en las manos.
Al principio de su gobierno fue bautizado con el problema de la normal de Ayotzinapa, en la que murieron dos estudiantes cuando fueron reprimidos por la fuerza pública. El caso sigue abierto.
Posteriormente, los diferentes cárteles de la droga se enquistaron en todo el estado y no ha podido erradicarlos. La violencia llegó y se apoderó de Acapulco. Ahí seguirá quién sabe por cuánto tiempo.
A lo anterior debe sumarse el problema del magisterio, que se encuentra a todo lo queda y no dan reposo al gobernador. Debe sumarse el complejo hecho de las llamadas policías comunitarias, que son el ejemplo real de que en Guerrero todo mundo viola la ley. ¿Qué sigue en Guerrero? En vía de mientras, el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Arroyo Vieyra, denunció que Guerrero es un estado fallido por permitir que los ciudadanos se armen para hacer justicia por su propia mano. Ante esa declaración del legislador, el gobernador ni siquiera se inmutó cuando un periodista lo cuestionó sobre la ingobernabilidad en su estado y su condición de mal gobernador. El funcionario respondió que respetaba cualquier opinión, pero que la pregunta de la ingobernabilidad debería hacerse al pueblo de Guerrero. ¿Se avecinan tiempos difíciles en Michoacán y Guerrero? Sólo es una pregunta.