Una historia de muchas en el INM-AICM ¿quién es culpable?
¬ José Antonio López Sosa miércoles 10, Abr 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Tenemos las fronteras más porosas que podamos pensar, tanto en el norte como en el sur los controles migratorios son paupérrimos y ello trae como consecuencia, por un lado el fomento del crimen organizado en delitos relacionados con migrantes y por otro, la pésima imagen de México para quienes nos visitan y se enfrentan a estas incapacidades.
Compartimos una historia de una visitante canadiense que, por obvias razones omitiremos su nombre pues está en vísperas de salir del país:
Llegó desde Canadá a San Diego, California, esta turista canadiense, cruzó la frontera de Tijuana e ingresó a México como suele suceder en la zona fronteriza norte, sin revisión migratoria alguna.
Tomó un vuelo la turista canadiense de Tijuana al aeropuerto del Bajío en León, Guanajuato, nadie, absolutamente nadie en el aeropuerto de Tijuana le exigió pasar por algún filtro migratorio para llenar forma alguna y obtener el sello –y el formato requerido para salir del país—correspondiente.
En el aeropuerto de Tijuana suele haber letreros para que los extranjeros pasen por Migración, sin embargo casualmente los habían quitado por alguna labor de mantenimiento.
Ese día, así como esta turista canadiense, decenas de extranjeros ingresaron a territorio nacional sin revisión migratoria alguna, abordaron vuelos y volaron hacia el sur.
Ahora que han finalizado sus vacaciones, esta visitante canadiense regresa a su país desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y evidentemente, tiene que pasar a pagar una multa por haber ingresado de forma ilegal al país.
En un principio, el oficial migratorio –uno de dos que estaban atendiendo en la oficina del aeropuerto—le exige que regrese a Tijuana, donde entró de forma ilegal.
Tras explicarle al oficial del INM en torno a lo que dice la ley (que tan sólo requiere el pago de una multa) fue que entregó un bonche de papeles para llenar un formato de pago para saldar la multa correspondiente.
Como este caso, hay decenas —insisto— a diario, si a ello le sumamos la forma de trabajo en la delegación del aeropuerto de la Ciudad de México nos enfrentamos a una infinita e ineficiente burocracia.
Cabe aclarar que en dicha oficina (terminal 1 del AICM) alrededor de las 6 de la tarde había una fila de unas 12 personas, 2 agentes migratorios atendiendo pero ambos, resolviendo el problema de un gestor (de esos que cobran por acelerar los trámites), de pronto apareció otro gestor y le atendieron los dos de inmediato, ¿y los pasajeros ordinarios?, ¡pueden esperar!, ¡qué mas da!
lopez.sosa@mexico.com
@joseantonio1977
www.formulaconfidencial.com.mx