El teórico Juan Gabriel
¬ Javier Cadena Cárdenas martes 2, Abr 2013Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Dicen los que saben que Carlos Rojas Gutiérrez es quien tiene la culpa porque cuando fue el titular de la Sedesol en los tiempos de Ernesto Zedillo como Presidente del país, promovió eso que se llama servicio civil de carrera o servicio profesional de carrera o, más bien, cómo quedarse al infinito como titular de alguna área de la administración pública federal sin ser sindicalizado y con tan sólo pasando un examen, o sea: igualito que si se titulara alguien como licenciado en algo con sólo pasar el examen del Ceneval.
Y es que esta iniciativa que en su tiempo pudo ser considerada de avanzada, ahora se le ha revertido al nuevo gobierno y le ha impedido que el relevo de la gente heredada de la administración pasada por gente de confianza de los nuevos jerarcas, sea expedito y terso.
Y es que, en verdad, lo que esta iniciativa pretendía en realidad era consolidar esa intención y creencia que en ese entonces tenía el grupo priísta en el poder de quedarse 24 años bajo el mismo programa y, como diría el compositor Juan Gabriel, en el mismo lugar y con la misma gente.
Pero llegó el 2 de julio de 2000 y, como en la leva, los alevantó y sacó a los priístas de Los Pinos sin haber consolidado esta iniciativa, y, a diferencia de estos, los panistas tuvieron 12 años para ellos sí aprovechar esta iniciativa y entonces, a pesar de los avances que ya hay, ahora que perdieron la Presidencia del país, dificultarles a los nuevos gobernantes del tricolor el relevo de los burócratas de origen azul.
Y con estas dificultades se enfrenta el día a día la administración pública federal, en donde a diferencia del pasado siglo en donde había hasta despidos injustificados, ahora para pedirle a alguien que presente su renuncia se piensa mucho ya que de seguro el susodicho argumentará infinidad de injusticias cometidas en su contra y, después, con toda certeza demandará a la institución y a quienes lo despidieron.
Y como en este México lindo y querido es muy difícil que un trabajador pierda un juicio por despido injustificado en contra de su patrón, y máxime si este último es el mismísimo gobierno federal, pues los altos mandos de la burocracia prefieren seguir trabajando con quienes heredaron de la pasada administración o, ya de plano, habilitan otras formas de contratación, lo que redunda en el abultamiento de las nóminas y en la duplicidad de funciones.
Y como uno de los retos de la presente administración pública federal, es el de dar coherencia en el ejercicio de la administración, y una coherencia con resultados eficientes y eficaces, con alta productividad y sin despilfarro de recursos, entonces se antoja preguntar qué se va a hacer para agilizar el relevo de los funcionarios medios a fin de nombrar a gente de confianza y, se supone, con alta capacidad laboral en la materia de que se trate.
Y que conste de que no se valdrá recibir como respuesta eso de que los burócratas que encontraron son eficientes, porque si eso fuera cierto el partido que los nombró no hubiese perdido el proceso electoral pasado, ya que no hay que olvidar que todo proceso electoral también es una calificación del gobierno en funciones por parte de la ciudadanía.