Las cifras rojas
¬ Augusto Corro martes 2, Abr 2013Punto por punto
Augusto Corro
En lo personal, nunca me han convencido las estadísticas. Siempre son tendenciosas. No creo en los números fríos, porque éstos son susceptibles de ser manipulados para bien o para mal. En el último resumen de muertos en México, el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra) calculó en más de 140 mil las personas que perdieron la vida en carreteras.
Quizás con esos ejemplos se busca minimizar el sexenato panista que manchó de rojo el territorio nacional en todos los puntos cardinales: murieron más de 60 mil hombres, mujeres y niños (supuestamente, pues no existen documentos que apoyen el dicho). Por los medios se logró saber de innumerables accidentes sangrientos en los caminos de nuestro país. Sin embargo, el número de víctimas por los carreterazos tendrá que ser investigada a fondo, porque no es creíble lo que señala Conapra. No ofrece certidumbre. No es posible que los accidentes viales hubieran producido mayor número de víctimas.
Entre otras cosas, porque las tragedias en los que participan automóviles, camiones, camionetas, etc., no fueron tan constantes como los hechos violentos protagonizados por los cárteles de la droga. La constancia de estos últimos superó cualquier número de muertos en otras actividades, incluida la mortandad en las carreteras.
LAS MEDIDAS
Ante tales acontecimientos sería interesante saber qué se ha hecho para disminuir el índice de muertes en las diferentes vías terrestres. Solamente en temporada vacacional aparecen anuncios en los diferentes medios, en los que convocan a cumplir los reglamentos más elementales para aquellos que conducen cualquier clase de vehículo.
Aconsejan colocarse el cinturón de protección, no manejar ebrio ni cansado, revisar el automóvil, etc. Nada más. En las principales casetas de salida o entradas, los guardianes del orden hacen como que cumplen su responsabilidad y no comprueban si el conductor lleva licencia para manejar.
En México, concretamente en el Distrito Federal (DF) las licencias para conducir se expiden sin control alguno. Basta con irse a formar o a esperar la ayuda de un “coyote” para recibir su carnet de conductor. No les pasa por la mente ni a las autoridades ni a los propios choferes o manejadores que es importante saber algo sobre la responsabilidad de sentarse al volante. Mucha gente, sin los conocimientos elementales de manejo se trepa al coche por primera vez, sin saber en qué consiste esa práctica.
LOS IMPRUDENTES
De la imprudencia de los choferes de autobuses o tráilers de uno o dos remolques, se podrían escribir libros completos de los hechos sangrientos que han provocado. Cualquier camino les va bien para sembrarlo de muertos. Los choferes de los camiones de pasajeros actúan como si tuvieran un compromiso o un pacto con la muerte; poco les importa demostrar su responsabilidad. No importa la hora del recorrido, ni las condiciones del clima. Ellos conducen siempre a la misma velocidad que no les permite prevenir los accidentes. Nada los detiene, ni el mal tiempo, ni las carreteras saturadas de vehículos. Resultado: el autobús al barranco, el choque inesperado con decenas de cadáveres, las cajas del tráiler sin control se van contra otros vehículos, etc.
De las condiciones en que los conductores conducen sus vehículos poco se sabe. Muchos de ellos manejan en completo estado etílico, bajo las influencias de alguna droga, etc., con el fin de permanecer despiertos, pero sin los reflejos para evitar los percances.
Son pues, muchas y variadas las causas que mantienen rojas nuestras carreteras. Se ignora que harán las autoridades para reducir el índice fatal provocado por la imprudencia, la ignorancia, la impunidad y el desinterés porque esto termine. Claro, las muertes son muchas, pero de ninguna manera superiores a las cifras de víctimas producidas por la fallía guerra de Calderón contra el crimen organizado.