Estado laico en Semana Santa
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 27, Mar 2013Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Existen expresiones de los mandatarios de todo país, cuyo resultado en el escucha puede dar o no confianza, y esta verdad de Perogrullo también sucede en México, incluso aquí en ocasiones el ciudadano común y corriente no las logra entender en una primera instancia, y entonces debe consultar otras fuentes para su comprensión.
Así, un ejemplo del último caso, cuando el abanderado del PAN a la Presidencia de la República en el proceso del año 2000, expresó eso de “hoy, hoy, hoy”, algunos de sus detractores dijeron que era producto de un comportamiento etílico inconveniente y que, por lo mismo, se convertiría en el inicio de su caída en la preferencia electoral.
Y con esta predicción, sus contrincantes anticipadamente brindaron por sus posibles triunfos, pero ¡oh, qué equivocados estaban!, y esta equivocación no les permitió ver que dicha expresión se convertiría en su grito de batalla y en un referente que aún “hoy, hoy, hoy” se utiliza dentro del leguaje popular.
Se utiliza pero, a decir verdad, para su comprensión es necesario ir a la leyenda, y es que se cuenta que en el lejano siglo IV de nuestra era, existió un soldado integrante de las legiones romanas que perseguían a los primeros cristianos, y que después de ver cómo éstos enfrentaban con determinación y sin flaquezas el martirio y la muerte por sus creencias, decidió hacer propias éstas y convertirse a dicha religión.
Dice la misma leyenda que camino a esta acción, al soldado romano se le apareció el espíritu del mal bajo la representación de un cuervo negro, quien le decía al oído “cras, cras, cras”, que en latín significa “mañana, mañana, mañana”, a manera de invitación a posponer para otro día su conversión.
Pero el soldado romano, lleno de determinación, mató al cuervo -o sea, al espíritu del mal-, y dijo con decisión: “hodie, hodie, hodie”, que en español significa “hoy, hoy, hoy”.
Ese día, continúa la leyenda, el soldado Expedito inició el camino a convertirse en San Expedito, y por su determinación para no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy, en el santoral católico se ha consolidado como el “santo de las cosas urgentes”, como el santo al que la gente recurre para los asuntos que necesitan una pronta solución.
Y aunque no sea necesario traer a colación que a Vicente Fox Quesada le resultó positivo el hacer referencia a la expresión de San Expedito, es bueno recordarla porque en México existen muchos pendientes cuya solución se antoja para el día de “hoy, hoy, hoy”, amén de que hace apenas un par de semanas el presidente Enrique Peña Nieto ha invitado al Papa Francisco a visitar el país, y lo ha hecho en pleno reconocimiento a las coincidencias que dice existen entre los objetivos de cada uno para el ejercicio de su respectivo gobierno.
Y en medio de esta invitación, se hace indispensable citar lo que Peña Nieto dijo en el sentido de que “México es un país laico, un país que respeta los diferentes credos religiosos, y en el marco de esta condición, se debe reconocer también de que México es un país mayoritariamente católico”.
Entonces, es de reconocerse que en el país han convivido lo laico con el catolicismo, y también es oportuno solicitar que se siga con esa actitud de que los políticos eviten sustituir a las políticas públicas con los autos de fe, a los discursos con los sermones, a la tribuna con el púlpito, a las instituciones de gobierno con las parroquias, al ciudadano con la grey, a la ciencia política con la fe.
Así sea.