García Luna ¿ante la justicia?
¬ Augusto Corro miércoles 20, Mar 2013Punto por punto
Augusto Corro
El “affaire” Florence Cassez aún tiene mucha cola, como se dice coloquialmente. Hace varios días, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) acusó penalmente a Genaro García Luna y a 20 mandos policiacos más por presuntos delitos durante la captura de la francesa en diciembre de 2005.
Esas actuaciones ilegales, como lo confirmó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fueron determinantes para su libertad. El hecho real es que Cassez salió de prisión y nunca supimos si participó como integrante de la banda de “Los Zodiaco”, dedicada al secuestro.
El desarrollo del caso Cassez se ha desarrollado por episodios, con una elasticidad política envidiable para propios y extraños. Cuantos de los recluidos desearían que sus expedientes fueran tratados con el apego estricto a la ley.
Pero ese es tema aparte. Lo que hoy nos interesa es la demanda de justicia que presentó la CNDH que, por ser sinceros, tiene lo suyo para actuar fuera de tiempo. García Luna, el todopoderoso funcionario de Calderón, no había sido denunciado, oficialmente, sobre el sinnúmero de anomalías que se registraron durante su función como uno de los encargados en la lucha contra la narcodelincuencia.
Es el primer funcionario del régimen de Calderón que, si se aplica la ley al pie de la letra, tendrá que presentarse ante las autoridades correspondientes a aclarar su presunta responsabilidad en los delitos cometidos, cuando se detuvo a Cassez y su presunta implicación como secuestradora.
Todo mundo conoció la historia y desde el 2005, la propia francesa se defendió de las acusaciones que le hicieron las autoridades. Para empezar, Cassez manifestó que su captura y presentación ante los medios, se debió a un montaje que violaba sus derechos legales y humanos.
En la menciona fecha, García Luna fungía como titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI). Su responsabilidad en el trato y en la violación a los derechos de la francesa fue señalada constantemente.
A pesar de lo anterior, Cassez fue sentenciada a 80 años de prisión. Sus defensores, tras revisiones del expediente le rebajaron la pena y finalmente obtuvieron su libertad. Obviamente, en la sociedad mexicana quedó el mal sabor de boca, por la manera en que se desarrolló la historia.
Es decir, si Cassez era presentada como inocente, ¿por qué no se actuó a fondo y con la seriedad del caso contra García Luna y sus subordinados? La respuesta es sencilla, porque así se estila en nuestro país. ¿Tocar a un todopoderoso? Ni en sueños. El susodicho García Luna pasó de jefe de policía a desempeñarse como uno de los principales funcionarios en la lucha contra la delincuencia organizada.
En este cargo estuvo los seis años de Calderón, tiempo que disfrutó las mieles del poder y de la impunidad. Nadie trató de llevar ante los jueces al jefe policiaco a pesar del rosario de acusaciones que se conocieron en los medios. Como pudieron, García Luna y su jefe Calderón libraron el sexenio, en medio de señalamientos relacionados con la fallida contra la delincuencia organizada.
Seguramente, el caso Cassez forma parte ya de los momentos más oscuros de la justicia mexicana, pero ahí García Luna, quien debe responder de lo mal que se aplicó la justicia y la abolladura de la imagen de México internacionalmente.
Por cierto, aún siguen abiertos varios expedientes de la corporación policiaca que dirigía García Luna. Entre otros se encuentra la balacera, cerca de Tres Marías, rumbo a Cuernavaca, cuando elementos de la Policía Federal balearon a dos agentes estadunidenses y a un marino mexicano. Antes, en otro hecho, policías federales se enfrentaron a balazos. Tres uniformados perecieron y el escándalo fue mayúsculo. ¿García Luna ante la justicia? ¿Será posible?