La idea de imparcialidad
¬ Juan Manuel Magaña jueves 7, Mar 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Jesús Murillo Karam ha vuelto a sorprender al anunciar que ahora la PGR va a la carga contra la presunta corrupción que hubo en el muy reciente sexenio del priísta Andrés Granier en el gobierno de Tabasco.
Este procurador de la República, que ha debutado a tambor batiente con casos como el de la explosión en Pemex y Elba Esther, no hizo estallar ahora una bomba como en el caso de la maestra, pero sí mostró que ya está encendida la mecha de lo que pudiera ser otro caso explosivo.
Murillo sólo confirmó que la PGR había atraído ya la investigación en torno al ex gobernador, la cual iba a recibir este mismo miércoles (ayer). No dijo más. Pero con eso fue más que suficiente.
Por asociación automática, no pocos periodistas y analistas recordaron al instante el momento aquel de finales de campaña cuando, en una lluviosa tarde-noche, el candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, declinó ir a un mitin a Tabasco.
La decisión se justificó en la avería de una aeronave. Y sólo faltarían unos cuantos días para que se supiera la mala suerte electoral del priísmo de Tabasco: su gobernador tendría que entregar el poder a Arturo Núñez, uno de los hombres más cercanos al opositor Andrés Manuel López Obrador.
Sólo los malpensados deducirían que, en realidad, Andrés Granier desde hacía tiempo había caído de la gracia del grupo hegemónico priísta, comenzando por su candidato presidencial.
Apenas el 21 de febrero, el ahora gobernador Núñez, ex priísta a secas, confirmó que la Secretaría de la Contraloría de Tabasco había interpuesto denuncias contra ex colaboradores de Andrés Granier, por la “desaparición” de mil 900 millones de pesos que estaban destinados a programas federales.
Las denuncias fueron presentadas ante la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Función Pública. Y dijo que a integrantes de la familia Granier Calles los investiga el Servicio de Administración Tributaria por presuntos depósitos provenientes del erario a cuentas bancarias privadas.
Ayer mismo, dijo Núñez que contra Granier no se ha podido imputar alguna responsabilidad directa, en la medida en que no hay prueba documental, pero por el monto de las operaciones es algo que en las investigaciones tendrá que seguirse rascando.
En cambio explicó otro ángulo del problema: “Corrió mucho la versión de que la hija del ex gobernador tendría una cuenta bancaria hasta por 3 mil millones de pesos. No tengo ninguna información oficial. Oficiosamente se me ha comentado que en alguna de las cuentas de alguna de las hijas había depósitos en efectivo que no correspondían con su declaración del impuesto sobre la renta, ella se amparó y hubo un citatorio de un juez y ahí trascendió al público (…) se dice que la cuenta es de 14 millones”. Apenas sospecho yo.
Se supone que ex funcionarios y colaboradores del ex gobernador utilizaron un mecanismo de contratación de deuda pública para obtener recursos en su beneficio; hicieron pagos excesivos a proveedores y empresas por servicios o bienes, o la sustracción de cuotas sindicales que presuntamente serían destinadas al pago de seguros, que nunca se hicieron.
La frase grande de esta semana ha sido que “no hay intocables”. La duda cerca de ello ha sido grande también, y es natural e inevitable, pues es algo que sólo se puede probar con puros hechos. Así que para que nadie se acelere: esto está apenas en vías de que esa gran duda se despeje.