Líderes vitalicios
Ramón Zurita Sahagún jueves 7, Mar 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde que el sindicalismo se hizo una realidad en México, se volvió una costumbre que los dirigentes de los mismos se perpetuaran en el poder, convirtiéndolos en pequeños o grandes feudos, según fuese el caso.
Fidel Velázquez Sánchez es el más claro ejemplo de lo anterior, ya que su presencia como secretario general de la principal central obrera del país duró hasta su muerte, ocurrida en 1997.
Con 97 años encima, la figura de Velázquez Sánchez ya era simplemente decorativa en la central de la que fue fundador desde 1936 y que encabezó desde 1941 hasta su muerte, con una breve gestión de tres años de Fernando Amilpa.
Al lado de Fidel se eternizaron en las dirigencias estatales de la central obrera personajes como Blas Chumacero, Helidoro Hernández Loza, Emilio M. González Martínez, entre otros.
En el Distrito Federal, Joaquín Gamboa Pascoe sustituyó (1973) el cacicazgo de Jesús Yurén que duró casi 40 años al frente de la Federación de Trabajadores del Distrito Federal.
Desde que se fundaron las primeras centrales obreras en México, la intención de sus creadores fue la de convertirse en líderes vitalicios, algunos lo consiguieron y otros se perpetuaron hasta que dejaron de servir a los interese gubernamentales. Luis N. Morones fue el primer ejemplo de lo anterior, ya que aliado a Plutarco Elías Calles, puso la central obrera (CROM) al servicio del Presidente de la República, siendo recompensado con una secretaría del gabinete y su defenestración vino con la expulsión de Calles del país.
Pero el ejemplo de los dirigentes vitalicios cundió en todos los organismos sindicales del país y de esa forma, ferrocarrileros, petroleros, trabajadores de la radio y la televisión, telefonistas, burócratas y otros sindicatos más vieron la posibilidad de atornillarse en la silla de la secretaría general respectiva.
Uno de los ejemplos más patéticos es el de Francisco Hernández Juárez, llegado al liderazgo del sindicato de trabajadores telefonistas con la bandera de no reelección enarbolada contra esta figura que quiso aplicarse Salustio Salgado en el ya lejano 1976.
Y es que durante la década de los setentas se consolidó en México un fenómeno social, que se habría estado gestando desde la década de los 40, conocido como “charrismo”. Dentro de este fenómeno, el jefe sindical representaba todo el poder, adquiriendo una figura omnipotente. La mayoría de los jefes sindicales de la época hacían arreglos con el Estado, para que ambas partes salieran beneficiados de la manipulación de la clase obrera.
Alberto Juárez Blancas se eternizó como dirigente nacional de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos y Ángel Olivo Solís hizo lo propio en la Confederación Obrera Revolucionaria.
Los trabajadores de la radio y televisión formaron dos sindicatos, uno que agrupaba a las empresas del entonces llamado Telesistema Mexicano, donde la figura de Gonzalo Castellot se eternizó y otro dominado por Rafael Camacho Guzmán y después por Netzahualcóyotl de la Vega.
Dentro del gremio petrolero, Joaquín Hernández Galicia encabezó el sindicato por un período, aunque los otros secretarios generales eran puestos por él, como fueron los casos de Salvador Barragán y José Sosa, entre otros.
En el magisterio sucedió algo similar, los cacicazgos de personajes como Jesús Robles Martínez, Manuel Sánchez Vite y Carlos Jonguitud Barrios, pretendieron lo mismo. El dominio de Robles Martínez fue grande, hasta que en 1974 Carlos Jonguitud Barrios asumió el control del magisterio por 15 años.
Fue su protegida, Elba Esther Gordillo Morales, la que le arrebató el poder y control del organismo en 1989 y desde entonces hasta 2013, en que fue acusada de diversos ilícitos y apresada, la chiapaneca condujo los destinos del principal sindicato del país.
En muchos de los casos, la elevación de los dirigentes sindicales se fraguó desde las instancias del poder, mientras que sus caídas también fueron auspiciadas por aquellos que los elevaron a ese Olimpo.
ALERTA
El pánico entre los allegados a Elba Esther Gordillo se sigue haciendo presente, ya que el ex esposo de la profesora Gordillo Morales, Francisco Arriola Urbina, así como su ex yerno René Fujiwara Apodaca y la ex diputada del Partido Nueva Alianza Silvia Luna Rodríguez se ampararon contra cualquier orden de aprehensión que exista en su contra.
Se sabe también que el yerno de la chiapaneca y esposo de su hija Maricruz Montelongo, Fernando González, ex subsecretario de Educación Básica también busca hacer lo propio. Hay otros personajes afines al círculo cercano de quien dirigió los destinos del SNTE desde 1989 que sufren delirio de persecución y buscan establecer nexos con quien pueda atenuar los cargos que, presuntamente, existirían en su contra.
ALIANZA EN OAXACA
Oaxaca es una de las entidades en las que, aparentemente, se podría consolidar la alianza entre Acción Nacional y los partidos de izquierda que fueron juntos en los comicios de 2010, de cuya coalición emergió triunfante el hoy gobierno de Gabino Cué Monteagudo.
Dirigentes del PRD, PT y PAN, aseguran que están sentadas las bases para la alianza electoral que desembocará en el proceso comicial del 7 de julio próximo.
ESTHELA PONCE, MUJER DEL AÑO
Esthela Ponce, presidenta municipal de La Paz, Baja California Sur, recibió el reconocimiento de La Mujer del Año que otorga el Congreso sudcaliforniano por su trayectoria como servidora pública. Tiene relevancia su trabajo como alcaldesa donde desarrolla varios proyecto con el Banco Internacional de Desarrollo que pretende hacer de La Paz un municipio con mayores caudales de agua potable y así conservar el nivel social con cuentan con sus habitantes.