Intocables que siguen
¬ Juan Manuel Magaña martes 5, Mar 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
La afirmación de Enrique Peña Nieto de que para su gobierno ningún interés es intocable en este país, se produce en un contexto muy interesante.
Esa expresión viene después de que Elba Esther fue a dar al bote y enseguida de que el PRI hizo cambios a sus fundamentos para intentar cambiar inercias de resistencia en cuestiones hacendarias, energéticas y de telecomunicaciones.
Parecería que este gobierno se pone en posición de lidiar verdaderamente con los monopolios en todos esos campos, tan luego como quitó de enmedio a la Gordillo en el monopolio de la educación como primer paso grande hacia una reforma educativa que se supone será de fondo.
Hay otro dato en el contexto que hace ver aun más interesante la expresión de Peña Nieto.
Apenas hace una semana la Auditoría Superior de la Federación nos descubrió que en el 2011, el año quinto del calderonato, de cada peso fiscal recaudado el gobierno devolvió hasta 21 centavos a los grandes empresarios.
Ese dato quiere decir -lo mencionamos en su momento-, que Calderón devolvió algo así como 283 mil millones de pesos a unos 25 mil grandes contribuyentes. Pero de ese total, tan sólo a 20 compañías se les regresó ni más ni menos que 63 mil millones por concepto de impuestos al valor agregado (IVA), sobre la renta (ISR), depósitos en efectivo (IDE), empresarial a tasa única (Ietu) y derecho de trámite aduanero (DTA).
A todas luces serían estos los privilegios que deberían entrar en la definición de “intocables” -es de decir, que hasta hoy lo han sido, pero que no deben ser más—, justo en momentos en que el gobierno parece decidido a entrarle de lleno a una de las reformas imposibles de los últimos tres o cuatro sexenios: la hacendaria.
El PRI ya nos dijo que está dispuesto a echarse a cuestas la impopular decisión de aplicar el IVA a medicinas y alimentos.
Pero todavía no nos ha dicho que reconoce la viabilidad de suprimir los privilegios fiscales a potentados y a corporaciones.
Es lo que estamos esperando. Mientras, quizá sea hora de que digan “esta boca es mía” los otros integrantes del famoso Pacto por México, fundamentalmente el PAN y el PRD.
Es hora de que pongan a prueba esa expresión sobre los intereses que no deben ser más “intocables”.
Sería insensato no intentar afectar esos intereses a sabiendas de la existencia de una gran fuente de recursos que está a la mano, y que además de que es legal que paguen al fisco debiera ser lo más normal.
Así como el Estado se atrevió ya a recuperar su capacidad rectora en materia educativa, también nos encontramos en un momento crucial como para que recupere su función redistributiva de la riqueza.
Cuestión de usar el lápiz y decidirse. Y hasta tal vez se convenzan todos de que es innecesario el incremento impositivo para los causantes que menos tienen.
A menos que entre todos crean que los “intereses intocables” que ya no debe haber sean nomás los de aquellos de esa base social que compra medicinas y alimentos y que hasta no paga impuestos por ello.